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El 80% de los médicos que tratan a personas con VIH considera que las enfermedades neuropsiquiátricas no son diagnosticadas en la población que atienden. Así lo reveló un estudio realizado por integrantes del Grupo de Estudio del SIDA de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, quienes trabajan en hospitales de Madrid y Barcelona.

Las y los profesionales consultados consideraron que este infradiagnóstico se debe, principalmente, a la falta de estrategias que busquen la detección de los padecimientos mentales, y 46 por ciento afirmó que les faltan herramientas de diagnóstico. A esto hay que sumar que durante las consultas falta tiempo para abordar estos temas y la falta de capacitación del personal médico en habilidades que detecten enfermedades mentales y neurológicas. Sobre esto último, el 92% consideró que es necesario mejorar estas capacidades.

Los estudios han mostrado que tanto el propio VIH como el tratamiento para controlarlo pueden inducir la aparición de enfermedades neuropsiquiátricas o empeorar las que ya existen, por lo que las y los médicos especialistas dijeron cumplir con las recomendaciones para evitar y controlar la neurotoxicidad del tratamiento contra el VIH. Por ejemplo, 85% de los participantes dijo que la posible neurotoxicidad relacionada con un medicamento sería un factor decisivo importante a la hora de seleccionarlo.

Entre los 115 médicos que participaron en la encuesta (40% eran mujeres) hubo un promedio de 20 años atendiendo personas con VIH, informó el portal especializado Infosalus. De acuerdo con la experiencia de los especialistas, hasta el 50% de sus pacientes tenían enfermedades neuropsiquiátricas como trastornos emocionales (47%), trastornos del sueño (35%) o abuso de sustancias (9%), pero no informaban activamente sobre esto.

Casi el total de las y los médicos (97%) consideraron que es importante diagnosticar estas enfermedades, pues tienen un impacto importante en la selección del tratamiento antirretroviral y también en la adherencia de la persona a éste. Aun así, 41% de quienes respondieron la encuesta no tenía como rutina entrevistar a la persona con VIH sobre este tipo de problemas, mientras que 79% no utilizó ninguna herramienta de detección y sólo 23% siguió los lineamientos clínicos para el diagnóstico.