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El insomnio es un trastorno en el que es difícil conciliar el sueño o mantenerse dormido, y puede afectar de manera importante la calidad de vida. Aunque este problema se puede deber a diversas causas, un equipo de investigación de Irlanda, Inglaterra y Estados Unidos encontró que las personas con VIH tienen una probabilidad cinco veces mayor de padecer insomnio que las personas de características similares pero que no tienen VIH.

Según lo reportado por el portal del Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt-VIH), el estudio, publicado en la revista médica Open Forum Infectious Diseases, analizó los tres trastornos del sueño más frecuentes: insomnio, síndrome de piernas inquietas y apnea del sueño. El síndrome de piernas inquietas consiste en una necesidad irresistible de mover las piernas, que generalmente se presenta en la tarde o la noche, mientras que la apnea del sueño se refiere a la interrupción de la respiración mientras se está durmiendo.

La investigación se hizo a través de un cuestionario para evaluar el insomnio y el síndrome de piernas inquietas, y un dispositivo que controla los niveles de oxígeno en la sangre midió la presencia de apnea del sueño. Los participantes pertenecían a tres grupos: 246 personas con VIH de 51 años de edad o más; 111 personas con VIH de 18 a 50 años, y 126 personas sin VIH, de 50 años de edad o más (este fue el grupo control).

Entre las personas con VIH, la prevalencia de insomnio fue de 21% entre los mayores de 50 años y de 23% entre los jóvenes, mientras que en las personas sin el virus, sólo alcanzó el 5%.

Donde no se registró diferencia fue en el nivel de síndrome de piernas inquietas (16% entre los participantes mayores con VIH frente a 17% en el grupo control) ni en el de apnea del sueño (7% en mayores con VIH y 4% en el grupo control).

Sin embargo, los datos sumados muestran que 30% de las personas con VIH tuvieron, al menos, un trastorno del sueño, en comparación con 19% de los participantes del otro grupo. De igual forma, 7% de personas mayores con VIH tuvo dos o más trastornos del sueño, en comparación con sólo 2% del grupo control.

También se observó que el insomnio en las personas con VIH estuvo asociado con una baja de calidad de vida en cuanto a la salud física y mental. Los investigadores mencionaron que es importante detectar los trastornos del sueño en la consulta clínica de las personas con VIH, y que es necesario tomar en cuenta factores específicos de esta población como factores sociales (estigma y discriminación), la toma de múltiples medicamentos y los efectos secundarios de algunos fármacos antirretrovirales.

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