Si has recibido un diagnóstico de VIH, seguramente estás conociendo términos que antes no estaban en tu vocabulario. Uno de los conceptos más repetidos es el de los CD4. Sólo tres siglas que dicen mucho del estado general de tu organismo, pero ¿sabes qué son en realidad o para qué sirven? Aquí te lo decimos.
La importancia de una célula
Desde el momento en que conoces que vives con el VIH, muchas cosas cambian. Una de ellas es que comienzas a aprender sobre el funcionamiento de tu cuerpo y cómo el virus puede afectarlo si no recibes el tratamiento adecuado. Quizás te lo hayan explicado en tu servicio de salud, pero si no es así o si todavía tienes dudas, hagamos un repaso.
El sistema inmunitario es el encargado de proteger al cuerpo de gérmenes como virus, bacterias u hongos, y está compuesto de varios órganos, tejidos y células. Un grupo de células esenciales para este sistema son los linfocitos T CD4.
Los linfocitos T CD4 son un tipo de glóbulos blancos. Por razones de practicidad se suele abreviar su nombre con alguna de estas combinaciones: células T, linfocitos T, células CD4 o simplemente CD4 a secas.
Los CD4 ayudan a coordinar la respuesta inmunitaria del organismo al estimular a otras células del mismo sistema, como los macrófagos, los linfocitos B y los linfocitos T CD8, de modo que se pueda combatir una infección. Por esta labor de organización también se le llama “célula T auxiliar”.
CD4, en la mira del VIH
El VIH busca las células CD4 para reproducirse. Se introduce en ellas y después inserta su material genético en el genoma de las células, al cual manipula para que los CD4 se dediquen a hacer más copias del VIH.
Lo anterior implica que los CD4 “invadidos” por el VIH dejan de realizar su función de activar la respuesta del sistema inmunitario frente las infecciones por diversos gérmenes. Así, los virus, bacterias y hongos aprovechan para propagarse; por eso se les llama enfermedades oportunistas.
Conforme el sistema inmunitario va perdiendo células CD4, se va haciendo más débil y menos capaz de luchar contra los gérmenes. El VIH provoca que se pierda una gran cantidad de células CD4, por lo que las personas están más vulnerables a infecciones o enfermedades que pueden causar cuadros graves o la muerte.
¿Ahora ves por qué te hacen pruebas de CD4?
Como puedes ver, la cantidad de CD4 sanos en tu organismo es un indicador de cómo responderá tu cuerpo ante los gérmenes externos. Además, indirectamente, también da señales sobre cuánto se ha podido replicar el VIH en el organismo.
Es por esto que las pruebas para medir la presencia de estas células, conocidas como conteos de CD4, son tan importantes en el tratamiento y manejo del VIH. El objetivo primordial del tratamiento antirretroviral es evitar que el virus ingrese a las células y las modifique para replicarse. Así, mientras más células sanas se puedan contabilizar, significará que el tratamiento está siendo efectivo.
Por lo general, te harán un conteo de CD4 justo después de tu diagnóstico para evaluar cómo se encuentra tu sistema inmunitario en ese momento. Una vez que empieces a tomar el tratamiento antirretroviral (que debería ser lo más pronto posible luego del diagnóstico), el personal de salud dejará pasar unos meses para hacer un segundo conteo y comparar si ha habido mejoría gracias al tratamiento.
En caso de que los medicamentos funcionen como se espera, el personal médico seguirá haciendo conteos de CD4 periódicamente (aproximadamente cada 6 meses) para verificar que el tratamiento sigue funcionando de forma correcta para frenar el avance del virus.
El seguimiento es muy importante
Cuando vives con VIH, los conteos de CD4 sirven para que el personal médico evalúe si estás en riesgo de enfermedades oportunistas y, si es el caso, poder actuar de forma preventiva.
Los resultados de la prueba se presentan como un número de células CD4 por milímetro cúbico de sangre (células/mm3). Los laboratorios siempre tienden a marcar un rango de valores “normales”, pero éstos son una generalización que no siempre es útil para todas las personas. Por eso es importante que el personal de salud te explique a detalle lo que el resultado significa para tu caso particular.
Dicho lo anterior, en general, se considera que un conteo de CD4 normal para una persona adolescente o adulta sana es de entre 500 y 1,200 células/mm3; mientras que menos de 500 células/mm3 se considera un conteo bajo. Asimismo, si el conteo es de 200 células/mm3 o menos, significa que la persona está en etapa de sida.
En este último caso, el tratamiento antirretroviral hace la diferencia. Si una persona en etapa de sida no ha tomado nunca medicamentos contra el VIH, hacerlo podría revertir esa condición y ayudar a que el sistema inmunitario se restablezca. En caso de que la persona llegara a etapa de sida aun tomando tratamiento (es decir, que el tratamiento fallara), cambiar el esquema de medicamentos llevaría a controlar el VIH de forma efectiva.
Cuida tus CD4, cuida tu salud
Para proteger tus células CD4 de la infección por VIH, tomar el tratamiento antirretroviral tal y como te lo han prescrito es fundamental. Si ya recibiste un diagnóstico pero todavía no inicias el tratamiento, en AHF Panamá podemos ayudarte. Acércate a nuestras oficinas o escríbenos por Whatsapp y conoce nuestros servicios.
Con información del Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH, The Well Project y Medline Plus.