Los cuentos de hadas tradicionales terminan con “…y vivieron felices para siempre”. Sin embargo, la vida en pareja es apenas el comienzo de una nueva historia, una que debe estar basada en honestidad, acuerdos y cuidado mutuo. Por eso, hemos detectado 3 mitos peligrosos sobre el sexo en pareja que pueden afectar tu salud sexual y la estabilidad de tu relación. ¿Quieres saber cómo derribarlos?
Aunque las novelas románticas digan lo contrario, cuando te mudas a vivir con tu pareja (digamos, cuando se casan) la vida sexual va cambiando y esto es totalmente normal. El cambio no impide que siga siendo una fuente de bienestar emocional y sexual para ambos, pero es muy importante ser realistas y no dejarnos llevar por la fantasía que nos muestran en la ficción.
Mito 1: “Tenemos una relación estable, no necesitamos usar condón”
El primero de los 3 mitos es la creencia de que la estabilidad emocional equivale a seguridad en la salud sexual, ya que esto no siempre es cierto. “Mi pareja y yo éramos vírgenes antes de estar juntos”, podrías decir, pero eso no evita que en algún momento, por diversas circunstancias, pudiera aparecer una tercera persona en la escena.
Por otro lado, si alguno de los dos, o ambos, habían tenido otras parejas sexuales antes de iniciar su relación, está claro que hay una posibilidad de haber adquirido alguna infección de transmisión sexual (ITS). Por ejemplo, infecciones como el VPH o el herpes pueden estar presentes sin provocar síntomas, por lo que la persona no necesariamente sabe que las tiene.
¿Es recomendable, entonces, que ambos se hagan pruebas de ITS antes de dejar de usar condón? La respuesta corta es sí, pero no pierdas de vista que aquí también podría llegar un tercero o tercera en discordia que alteraría la ecuación.
Otro escenario posible es que algunas parejas deciden abrir la relación en algún punto, es decir, aprueban que se den relaciones sexuales fuera de la pareja misma. Esto hace aún más importante mantener prácticas de protección. Recuerda: la confianza no sustituye la prevención.
Mito 2: “Si nos amamos, sólo somos nosotros dos”
Quizás este es el menos cuestionado de los 3 mitos. Durante mucho tiempo se ha considerado que estar en pareja es igual a exclusividad sexual. Pero, aun cuando esas parecían ser las “reglas del juego”, el sexo fuera de la pareja estable era frecuente. Basta recordar dichos populares como “los hombres son así” o “no te preocupes por las capillas, tú eres la catedral”.
Es un tema que hoy por hoy debe hablarse con honestidad. Dejar las cosas claras y establecer acuerdos hará posible no sólo que nadie resulte con heridas emocionales, sino que ambos estén bien conscientes del nivel de riesgo que enfrenta su salud sexual, y podrán tomar medidas para protegerse.
En pocas palabras, si para ti el amor debe ser monógamo, dilo con claridad. Si estás de acuerdo en tener una relación abierta, también exprésalo. No hay nada de malo en ninguno de los dos modelos de pareja, el problema surge cuando se dan las cosas por hechas y se asume que la otra persona está en la misma sintonía, sin preguntar siquiera su opinión.
Mito 3: “Cuando mi pareja quiere sexo, debo complacerla”
El consentimiento es un elemento crucial e indispensable en la vida sexual, no importa si acabas de empezar tu relación o si llevas varios años en ese vínculo con la misma persona. La decisión de involucrarte en una o más prácticas sexuales es tuya todas y cada una de las veces, no es algo que sucede una vez y para siempre.
La creencia de que “en pareja no se dice que no” es peligrosa y puede generar presión, incomodidad o incluso relaciones forzadas. No importa si estás en un matrimonio, no estás obligado u obligada a tener sexo por compromiso. Por el contrario, respetar el deseo y los tiempos de cada persona hace más fuerte la relación y permite que el sexo siga siendo un espacio de disfrute mutuo.
Estos 3 mitos de los que hemos hablado afectan la vida sexual y debilitan la confianza, el respeto y la seguridad dentro de una relación. Desmontarlos es el primer paso para construir vínculos más saludables y felices.
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