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Mi experiencia con el VIH.

Era el año 1990 cuando, recién graduada con una licenciatura de Educación para la Salud, fui contratada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para apoyar al Programa Nacional de Prevención y Control de VIH y ETS (ahora ITS) del Ministerio de Salud, en la implementación de la estrategia de educación y prevención de la transmisión del virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH) en Panamá.

Recuerdo que en aquellos años la información científica sobre el virus (VIH), la enfermedad (Sida) y un tratamiento efectivo era escasa, lo cual generaba mucha incertidumbre, tabús, miedo, estigma y discriminación hacia el VIH y las personas que padecían la enfermedad.

Basados en los datos epidemiológicos que evidenciaban el impacto del virus en distintos grupos de la población, incluyendo personas jóvenes, saludables y productivas, diseñamos las primeras estrategias de intervención educativa para contener el aumento de la epidemia. Hago paréntesis para mencionar que ése entonces no se hablaba de la comunidad LGBT ni de sus derechos, y el estigma hacia las personas con VIH se concentraba en los hombres homosexuales y las trabajadoras sexuales.

Primeras medidas

A partir de un estudio de conocimientos, actitudes y prácticas entre una muestra de adolescentes y jóvenes panameños, diseñamos una campaña de educación sobre el VIH, su transmisión y las medidas de prevención. Ya se contaba con tratamiento, que recuerdo era sumamente costoso; la información se manejaba de manera muy confidencial, y siempre hacíamos mucho énfasis en la educación y el uso del condón como principal medida para detener la epidemia.

Estando en ese puesto, se me presentó la oportunidad de realizar una Maestría en Salud Pública en la Universidad Hebrea de Jerusalén, Israel; donde decidí hacer mi trabajo de tesis sobre el VIH. Junto con la Profesora Varda Soskolne, realizamos un estudio sobre “Comportamientos, Actitudes y Prácticas relacionadas al VIH en una clínica de testeo y tratamiento en el Hospital de Hadassah en Jerusalén”, el cual unos años más tarde pude presentar en el Primer Congreso de Salud Pública de Panamá.

Luego de culminar mi maestría y dar algunas vueltas por el mundo, al regresar a mi país, Panamá, empecé a trabajar con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), justo cuando el país se preparaba para participar en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, celebrada en El Cairo, Egipto en 1994. En nuestro informe y propuestas de país resaltaba la necesidad de educar a niños, adolescentes y jóvenes en materia de Educación Sexual.

El VIH/Sida formaba parte del análisis y propuestas a presentar, junto con varios temas vinculantes como las infecciones de transmisión sexual, el embarazo en adolescentes, y la violencia de género, entre otros. Desde entonces, me quedó muy claro que una política pública de educación para la salud sexual y reproductiva sería la vía más efectiva para abordar integralmente estos temas.

Educación sexual, la solución

Debo reconocer que hemos avanzado mucho, sobretodo con hacer accesible el tratamiento antirretroviral a las personas que lo necesitan, pero lo cierto es que no hemos hecho suficiente para educar a la población y prevenir más contagios. Lastimosamente, hemos visto como administración tras administración, se proponen y engavetan propuestas de ley para formalizar la educación sexual en las escuelas, ¡36 años después de diagnosticado el primer caso de sida en Panamá!

Hoy día, se estima que en Panamá más de 26,000 personas viven con VIH, de las cuales sólo el 65% conoce su estatus. Las metas 90-90-90 de ONUSIDA para erradicar el VIH/Sida como un problema de salud pública, busca aumentar el número de personas contagiadas que conocen su estatus (en 90%), que de éstos el 90% reciba tratamiento, y de éstos que el 90% logre la supresión viral, que es cuando una persona con VIH se torna indetectable y por ende muy difícilmente puede contagiar a otros, interrumpiendo así la cadena de transmisión.

AHF Panamá

Actualmente soy la Coordinadora de País de Aids Healthcare Foundation (AHF), una organización global que trabaja en 43 países en la lucha contra el VIH/Sida, atendiendo las necesidades de las personas que viven con el VIH, y luchando por los derechos de las personas que viven con VIH a recibir atención de calidad y tratamiento en entornos libres de estigma y discriminación.

Como panameña, estoy comprometida con mi responsabilidad de hacer lo que esté al alcance de la organización para promover y defender los derechos de las personas a tener acceso a información, educación y orientación respecto al VIH, así como para colaborar con los esfuerzos de país en la atención integral y de calidad dirigida a las personas que viven con el VIH.

Tengo grandes expectativas en cuanto a lo que podamos avanzar como país, y estoy clara que debemos privilegiar la educación y sensibilización respecto al tema. La experiencia desarrollada hasta ahora en la Provincia de Colón y otras regiones del país como Herrera, Veraguas y la Comarca Ngäbe Buglé, indica que aún persiste gran desinformación, tabús, estigma y discriminación en torno al VIH/Sida.

Siguientes pasos

¡Hoy en día no se justifica que una persona muera de Sida! Tampoco se justifica que una persona con VIH sufra estigma y discriminación. Hoy contamos con tratamiento efectivo que el Gobierno de Panamá ofrece gratuitamente, y si eres buen adherente seguramente lograrás la supresión viral para vivir una vida normal sin riesgo de contagiar a otros.

La gente debe saber que vivir con el VIH es como vivir con cualquier otra enfermedad crónica; se requiere entender y aceptar la condición, seguir el tratamiento médico y evitar nuevos contagios. Las personas que viven con el VIH no deben sentirse diferentes ni estigmatizadas; más bien deben empoderarse de su condición, que seguramente contrajeron por falta de información o falta de medios para prevenirla (como el uso del condón), y convertirse en agentes de cambio.

Por esa relación que desde hace 30 años he mantenido con el tema del VIH, éste es, y seguirá siendo el motor que me impulsa a trabajar por mi país y por la salud de todos los que residen en mi pequeño terruño, Panamá.

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