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A pesar de los avances notables en los últimos 10 años, el mundo aún enfrenta una realidad alarmante: 640 millones de niñas y mujeres fueron obligadas a contraer matrimonio en la infancia. Esta práctica continúa siendo una sombría realidad para innumerables jóvenes en todo el planeta, y su persistencia se ha visto exacerbada por la pandemia de COVID-19, los conflictos armados y el cambio climático. 

Estos factores amenazan con revertir los escasos avances logrados y perpetuar un ciclo de opresión que condena a las niñas a una vida dura.

Un análisis publicado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en 2023 alerta sobre las consecuencias devastadoras del matrimonio infantil. Según este informe, las crisis sanitarias, económicas y medioambientales están llevando a las familias vulnerables a recurrir al matrimonio infantil como una vía desesperada de supervivencia. 

Las niñas necesitan protección

Llamarlo “matrimonio infantil” es sólo una forma de designar a una relación donde un hombre adulto toma como “esposa” a una niña. Es decir, no es la unión matrimonial entre dos infantes, sino una relación abusiva y desigual.

Catherine Russell, directora ejecutiva de UNICEF, ha enfatizado la urgencia de proteger los derechos de las niñas y combatir esta práctica. En un mundo convulsionado por múltiples crisis, es necesario priorizar la educación y el empoderamiento de las niñas, en lugar de relegarlas a roles de esposas y madres antes de tiempo. 

Es fundamental reconocer que el matrimonio infantil no sólo priva a las niñas de su infancia, sino que también perpetúa un ciclo de pobreza y marginalización que socava los cimientos de la sociedad.

A nivel global, se estima que 12 millones de niñas son obligadas a casarse cada año, una cifra que exige una acción inmediata y concertada. Aunque se ha observado una ligera disminución en la prevalencia del matrimonio infantil en los últimos años, este progreso es insuficiente. Para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible de erradicar esta práctica para 2030, se requieren esfuerzos mucho más contundentes y coordinados a nivel internacional, han dicho los organismos de la ONU.

Impacto en la salud

El matrimonio infantil ejerce un impacto devastador en la salud sexual y reproductiva de las niñas. Al ser forzadas a contraer matrimonio a una edad temprana, estas niñas se ven privadas de su capacidad para tomar decisiones informadas sobre su sexualidad y su cuerpo. Como resultado, enfrentan un mayor riesgo de embarazo precoz y no deseado, exponiéndolas a complicaciones de salud graves y potencialmente mortales.

Además, hay que considerar que muchas niñas casadas carecen de información básica sobre anticoncepción y uso de condones, lo que las deja vulnerables a embarazos no planificados e infecciones de transmisión sexual (ITS).

Además, el matrimonio infantil perpetúa un ciclo intergeneracional de pobreza y marginación al obstaculizar el desarrollo educativo y económico de las niñas. Al convertirse en madres a una edad temprana, enfrentan enormes desafíos para completar su educación y acceder a oportunidades laborales significativas. Como resultado, quedan atrapadas en un ciclo de dependencia económica y exclusión social, perpetuando la desigualdad de género y la pobreza en sus comunidades.

Un problema de todas las personas

El matrimonio infantil no es simplemente un problema que afecta a un segmento específico de la población; es una violación de los derechos humanos que tiene repercusiones profundas y toca a toda la sociedad en su conjunto. Todas las personas deberíamos preocuparnos por el matrimonio infantil porque contradice los fundamentos de una sociedad justa y equitativa.

Al perpetuar la desigualdad de género y la exclusión social, esta práctica obstaculiza el desarrollo económico y social de las comunidades, impidiendo que alcancen su máximo potencial.

Además, el matrimonio infantil también contribuye a la transmisión del VIH y otras ITS. Las niñas casadas a una edad temprana tienen un menor control sobre su salud sexual y reproductiva, lo que las expone a un mayor riesgo de VIH debido a relaciones sexuales sin protección con hombres con un historial sexual mayor, así como la falta de acceso a servicios de salud adecuados. 

Además, la falta de poder de negociación en la pareja y la posibilidad de relaciones sexuales forzadas aumentan la vulnerabilidad de estas niñas a la infección por VIH. Esta situación se agrava aún más por la limitada educación sexual y la falta de acceso a servicios de salud preventiva.

En el contexto de la pandemia del VIH, el matrimonio infantil actúa como un factor de riesgo adicional que requiere una atención urgente y medidas efectivas para abordar la relación entre salud sexual, derechos humanos y equidad de género.

Recuerda que la salud sexual es un derecho de todas las personas, y que cualquier práctica sexual forzada es contraria a tus garantías y tu bienestar. En AHF Panamá brindamos servicios de VIH y otras ITS gratuitos, confiables y sin discriminación. Acércate a nuestras oficinas o escríbenos por Whatsapp y conócenos.