En las últimas semanas, las redes sociales han sido invadidas por rumores alarmistas sobre una supuesta “epidemia de VIH (virus de inmunodeficiencia humana)” en varios países, incluidos Brasil, México, Chile y otros.
Las plataformas como TikTok y Facebook se han llenado de videos y publicaciones que afirman que decenas de miles de nuevos casos de VIH están surgiendo en diversas regiones. Estos rumores han causado gran preocupación y pánico en la población, pero lo cierto es que no hay evidencia de que estemos frente a una epidemia o un aumento drástico de los casos de VIH en la región.
Estas afirmaciones carecen de fundamento y han sido desmentidas por diversas autoridades sanitarias y organizaciones civiles. En lugar de caer en el alarmismo, se recomienda a la población verificar siempre la información antes de tomarla como cierta.
Las autoridades insisten en que el VIH sigue siendo un problema de salud pública importante, pero no hay motivo para el pánico. La desinformación y la exageración de cifras contribuyen a la propagación de un miedo innecesario que solo dificulta el combate al estigma y al acceso adecuado a la atención.
Este fenómeno de desinformación es particularmente preocupante en plataformas como TikTok, donde los términos “pandemia de VIH” y “epidemia de VIH” se han convertido en sugerencias automáticas al escribir “VIH” en el buscador. Este tipo de búsqueda refleja no solo un aumento en el interés por el tema, sino también una creciente inquietud entre los usuarios, especialmente entre los más jóvenes, quienes recurren a las redes sociales como su fuente principal de información. Sin embargo, el hecho de que un término sea popular no significa que esté basado en hechos verificables.
En Facebook, por ejemplo, siguen circulando mensajes estigmatizantes como “Antes de ser infiel, recuerda que hay 6,000 nuevos casos de VIH” o “VIH, la pandemia de 2025”. Estas publicaciones no solo distorsionan la realidad de la situación, sino que también perpetúan mitos y fomentan una percepción equivocada sobre el VIH. Los mensajes de este tipo alcanzan rápidamente una audiencia masiva, lo que amplifica aún más el pánico infundado y la estigmatización hacia quienes viven con VIH.
Es importante destacar que las cifras oficiales desmienten estos rumores alarmistas. Por ejemplo, en México, la Secretaría de Salud reportó 15,798 nuevos casos de VIH en 2024, una cifra preliminar que muestra una disminución respecto a los 18,154 casos registrados en 2022 y los 18,033 de 2023.
Aunque algunos videos virales han utilizado estas cifras oficiales para sustentar sus afirmaciones, han cometido el error de presentar datos acumulados de los últimos diez años como si fueran nuevos casos de un solo año. Esta manipulación de la información es uno de los factores que ha contribuido a la propagación de la desinformación.
En Panamá, el Ministerio de Salud (Minsa) también ha desmentido las alarmas, confirmando que no hay evidencia de un aumento explosivo en los casos de VIH.
Según el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (ICGES), las tasas de prevalencia del VIH en el país han mantenido una tendencia estable en los últimos años. No obstante, el número de búsquedas relacionadas con el VIH ha crecido significativamente, lo que refleja cómo la desinformación se ha infiltrado en la conciencia colectiva de la población.
Es comprensible que la gente se preocupe, pero las autoridades panameñas insisten en que no hay motivos para el pánico. Las personas deben ser conscientes de que el VIH sigue siendo un desafío de salud pública, pero no es una amenaza inminente ni una epidemia fuera de control. Esta distorsión de la realidad, alimentada por la desinformación, es lo que realmente pone en peligro los esfuerzos para erradicar el estigma asociado al VIH.
El impacto de esta desinformación no se limita al miedo innecesario. Tiene consecuencias sociales y emocionales graves. Los mitos y el pánico pueden dificultar que las personas se sometan a pruebas de VIH, lo que retrasa el diagnóstico y el acceso a tratamiento. Además, la estigmatización genera barreras para que las personas vivan de manera abierta y sin miedo, lo cual es fundamental para garantizar que puedan recibir el apoyo que necesitan.
El origen de esta alarma falsa parece estar relacionado con un informe reciente del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida), que ha alertado sobre los riesgos de los recortes en la financiación para la prevención y tratamiento del VIH a nivel mundial.
Onusida advirtió que, si los recortes en la inversión continúan, la mortalidad por VIH podría aumentar drásticamente, alcanzando niveles similares a los de la década de los 90, cuando el VIH era una enfermedad mortal sin tratamiento efectivo. Según sus estimaciones, si no se toman medidas adecuadas, alrededor de 6,3 millones de personas podrían morir en los próximos cuatro años, en comparación con las 600,000 muertes registradas en 2023.
Sin embargo, la interpretación de este informe ha sido errónea. Muchos de los contenidos virales que han circulado en redes sociales han tomado esta advertencia y la han transformado en una crisis inmediata en varios países, cuando en realidad Onusida está hablando de un posible escenario futuro si no se toman medidas a nivel global.
Esta distorsión de los hechos ha alimentado aún más el pánico y ha contribuido a que el VIH sea percibido como una amenaza inminente, cuando la realidad es mucho más manejable gracias a los avances en la medicina.
Hoy en día, el VIH no es la sentencia de muerte que fue en los años 80 y 90. Gracias a los tratamientos antirretrovirales, el VIH se puede controlar de manera efectiva, y las personas con acceso adecuado a tratamiento pueden vivir una vida larga y saludable.
Los antirretrovirales han convertido al VIH en una enfermedad crónica, comparable a otras condiciones como la diabetes o la hipertensión. Sin embargo, la falta de información verificada y la propagación de mitos sobre el VIH pueden desinformar a la población, dificultando la lucha contra el estigma y el acceso a la atención médica.
La clave para combatir esta desinformación es la educación y el acceso a información confiable. Las personas que buscan información sobre el VIH deben recurrir a fuentes verificadas, como los ministerios de salud, Onusida y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es fundamental que el público entienda que el VIH no es una sentencia de muerte, sino una enfermedad crónica controlable si se recibe el tratamiento adecuado.
En Panamá, al igual que en otros países, las personas interesadas en un diagnóstico oportuno pueden acudir a AHF Panamá, en la avenida Perú, Edificio Business Point en ciudad de Panamá. Donde las personas pueden realizarse pruebas rápidas gratuitas de VIH, con la debida pre y post consejería, de forma segura y confidencial. Además de acceder a atención médica gratuita en caso de síntomas de alguna Infección de Transmisión Sexual.