La salud bucal es uno de los múltiples aspectos que pueden ser afectados por el VIH. Por ello, las y los odontólogos desempeñan un papel fundamental en sospechar de la infección en una persona que no sabe que la tiene. Durante la evaluación dental es posible identificar infecciones orales recurrentes, como candidiasis bucal, aftas o infecciones por bacterias, que son más comunes en personas con VIH debido a su sistema inmunológico debilitado.
Además, la aparición de lesiones en la mucosa de la boca, como las leucoplasias, es decir, crecimientos anormales de tejido que se ven como manchas blancas en la lengua, las encías o el paladar, puede ser un indicador de VIH.
Durante una consulta de odontología también se puede notar sangrado excesivo de las encías o encías inflamadas, que también son problemas comunes en personas que viven con VIH, debido a que pueden desarrollar gingivitis y periodontitis más graves que la población general.
La detección temprana de estas señales es esencial, ya que puede permitir que el paciente reciba el tratamiento médico adecuado y mejore su calidad de vida.
Un caso tardío
De acuerdo con el portal web Medicina y Salud Pública, las alteraciones en la salud bucal pueden ser los primeros indicios de la infección por VIH, por tanto, identificarlos es clave para un diagnóstico temprano y un tratamiento oportuno.
Se proporcionan algunos ejemplos de casos donde un especialista en odontología contribuyó a la detección del virus, gracias a su capacidad de relacionar las afecciones bucales y la sospecha de infección.
El primer caso fue el de una mujer de 42 años, sin enfermedades, que fue evaluada en la consulta clínica de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile. Acudió allí porque presentaba placas blancas extensas en el paladar y el borde de la lengua. La mujer también había tenido fiebre, fatiga, debilidad extrema y vómitos desde hacía una semana.
Se le detectó candidiasis, se le dio tratamiento para acabar con el hongo y se le realizaron pruebas médicas adicionales, incluyendo un examen de detección del VIH, un análisis de sangre y un perfil de lípidos.
Los resultados mostraron que tenía problemas del hígado, un recuento bajo de leucocitos (un tipo de células del sistema inmunológico), anemia e insuficiencia renal. La prueba de VIH fue reactiva. La paciente fue internada, pero lamentablemente falleció debido a una falla multiorgánica dos meses después de la consulta odontológica inicial.
Diagnóstico oportuno
Otro caso también se recabó en la clínica de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile. Se trató de un hombre de 41 años de edad, quien tenía una lesión en la encía desde al menos 15 días atrás. El hombre tenía antecedentes de tabaquismo, uso de drogas ilegales, trastorno bipolar y deficiencia de vitaminas B, D y E relacionada con una alimentación vegana, así como tratamiento previo contra la tuberculosis.
La lesión en la encía no le causaba dolor, aunque se trataba de una úlcera de 1.5 cm de dimensión y la radiografía reveló que había empezado a perder hueso. El diagnóstico fue periodontitis ulcero-necrotizante.
Mientras se dio tratamiento a la lesión, se solicitaron pruebas de detección del VIH y otras infecciones de transmisión sexual, aunque sólo la del VIH resultó positiva. El hombre fue referido al servicio de VIH para comenzar tratamiento contra la infección.
Oportunidad de oro
Estos casos demuestran que la sospecha de infección por VIH debe ser abordada, de modo que se descarte o se compruebe la presencia del virus, para poder actuar en consecuencia.
La capacitación de profesionales en salud bucal es fundamental para identificar personas que se beneficiarían de un diagnóstico oportuno del VIH. También sería útil que la prueba de detección de este virus sea cada vez más común, de manera que se comience tratamiento inmediato a quienes lo requieran.
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