Aunque se ignore, los hombres trans tienen un riesgo siete veces mayor de adquirir VIH que la población general. Y serían candidatos a PrEP. También aquí hay que abordar el respeto a la diversidad.
Una investigación reciente en Francia revela las barreras de los hombres transgénero para acceder a la PrEP (Profilaxis Pre-Exposición). El estudio, basado en entrevistas a 10 hombres trans, destaca su sentimiento de invisibilidad en servicios de salud sexual.
La vivencia sexual y VIH, no todo está dicho
En Francia el acceso a PrEP en el sistema de salud es abierto. Pese a ello, los hombres trans encuentran barreras al tratar de hallar en que “casilla deben estar”.
El uso de testosterona durante la transición médica suele traer cambios inesperados en el deseo sexual. Y en las vivencias sexuales con riesgos aumentados para adquirir VIH. Por ejemplo, refirieron mayor atracción hacia hombres cisgénero con prácticas de sexo casual sin condón. Algunos participantes indicaron que les era difícil negociar límites con hombres cisgénero, especialmente si habían vivido agresiones sexuales.
Un participante refirió que tomar PrEP por lo menos le protegería del peor riesgo tras una agresión sexual. Cuatro de seis participantes que actualmente están en PrEP iniciaron tomando PEP (Profilaxis Post-Exposición). Por situaciones de violación. Incluso, refirieron el retiro no consensuado del condón en otras ocasiones.
De otro lado, dos participantes rechazaron el uso de PrEP al recordarles a las pastillas anticonceptivas. Lo asociaron con una visión de género que ya no les correspondía.
Respeto a la diversidad: mirar todas las necesidades en los servicios de salud
Por las desigualdades de poder entre los géneros, los hombres trans piden inclusión en servicios de PrEP. Vistas las barreras para negociar el condón o la relación sexual con hombres cisgénero.
Es importante que los servicios de salud reconozcan que son necesidades no atendidas. Algunas de ellas:
Confundirles con hombres cisgénero. Los proveedores de salud a menudo los confunden a hombres trans como hombres cisgénero, lo que lleva a recomendaciones inadecuadas. Esto genera interacciones incómodas y la omisión de temas cruciales como la salud vaginal y la anticoncepción.
Encasillarlos en categorías biomédicas. La sensación es no encajar en las categorías tradicionales de salud (hombre cis o mujer trans). Esto provoca vergüenza y rechazo a los servicios.
Presión para demostrar que están en riesgo. Algunos participantes se presentaron como trabajadores sexuales para tener acceso a la PrEP. Así evitaron la tarea de convencer sobre su necesidad como hombres trans.
Cada profesional de salud debe responder a las necesidades de las comunidades que atiende. Y en particular, ver por el respeto a la diversidad.
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