Durante más de una década no se pudo encontrar un tratamiento seguro y eficaz contra el VIH. Fue hasta 1996 cuando se presentó al mundo la primera combinación de fármacos que controlaban el virus, y esto cambió la historia.
A pesar de esto, mucha gente siguió asociando el VIH con la muerte. Es verdad que las complicaciones del sida podían llevar a ese punto, pero el tratamiento antirretroviral justamente evita que las personas con VIH lleguen a desarrollar el sida. Entonces, desde hace más de 25 años, una idea tan fatal no debería ya aparecer cuando te diagnostican con el virus.
Una estimación que crece
El concepto de expectativa de vida es el número de años que una persona de cierta edad puede esperar vivir si las tasas de mortalidad continúan iguales. Es decir, se estima tomando en cuenta la situación actual de un grupo de personas y proyectándola hacia el futuro.
En el caso de las personas con VIH, esa situación actual es que los tratamientos son altamente efectivos para controlar al virus y para evitar las complicaciones derivadas de éste.
Esto ha logrado que, con el paso de los años, la expectativa de vida para las personas con el virus se extienda más y más, hasta llegar a ser muy parecida a la de quienes no tienen VIH. Sin embargo, también es cierto que es un dato cambiante, pues la ciencia médica sigue avanzando cada día.
Expectativas alentadoras
Por ejemplo, si pensamos en un hombre de 35 años de edad recién diagnosticado, que vive en Reino Unido, que tiene un conteo de células CD4 mayor a 350 y una carga viral indetectable (menor a 400 copias/ml) un año después de haber iniciado el tratamiento antirretroviral, tendría una expectativa de vida de 81 años.
Por otro lado, otro hombre británico de 50 años, también recién diagnosticado y con los mismos resultados del tratamiento, tendría una expectativa de vida de 83 años, según reporta el sitio web especializado aidsmap.com.
¿Qué puedes hacer para mejorar?
La mayor expectativa de vida para una persona con VIH se calcula en un escenario en el que es diagnosticada de forma temprana, tiene un buen acceso a la atención médica y tiene una buena adherencia al tratamiento antirretroviral.
Sin embargo, hay que recordar que cada caso individual es distinto y cada persona presenta factores, tanto genéticos como sociales o de estilo de vida, que pueden hacer variar los resultados.
Si tienes enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión, es importante vigilarlas y tratarlas adecuadamente para que te mantengas lo más saludable posible. Algunos estudios han mostrado que las personas con VIH desarrollan estas enfermedades a edades más tempranas que quienes no tienen el virus.
Y entre los hábitos que está totalmente en tus manos controlar, es importante que no fumes, que mantengas un peso adecuado y realices actividad física, además de evitar el alcohol en exceso o el uso de drogas recreativas, pues se ha observado también que todo esto afecta más a las personas con VIH comparado con la población general.
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