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Aunque es posible que el tratamiento inyectable que previene el VIH esté disponible en los próximos cinco años, es muy poco probable que se generalice pronto el uso de tratamientos inyectables para personas que ya viven con el VIH en países de ingresos bajos y medios. 

Esto lo afirmaron investigadores del tema en la reciente Conferencia Internacional de la Sociedad Internacional del SIDA sobre la Ciencia del VIH, que se llevó a cabo a finales de julio en la ciudad de Brisbane, Australia.

Además, la combinación que previene el VIH con un inyectable de los medicamentos cabotegravir y rilpivirina sólo ha sido aprobada por unos cuantos países, no está claro si la rilpivirina estará disponible en versión genérica y el esquema tiene ciertas complejidades que lo hacen menos atractivo que los regímenes orales que ya se usan, según lo explica el sitio web Aidsmap.com, especializado en temas de VIH.

Sin embargo, el inyectable para tratar el VIH, que se suministra sólo cada dos meses, podría tener un futuro en el sur global, especialmente cuando se desarrollen más fármacos de acción prolongada.

Panorama actual

Casi todos los países que han aprobado la combinación cabotegravir/rilpivirina para tratamiento pertenecen a la categoría de ingresos altos, incluyendo Europa, América del Norte y Asia oriental.

Aunque las agencias reguladoras de medicamentos en países de ingresos medios altos como Argentina, Botsuana y Rusia han aprobado cabotegravir/rilpivirina, hay acceso limitado en la práctica. Además, este tratamiento no ha sido aprobado en ningún país de ingresos medios bajos o bajos, y sin importar la fortaleza económica de una nación, el alto costo de los medicamentos es una barrera para su adopción.

Las directrices actuales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan tratar el VIH con regímenes basados en el medicamento dolutegravir, tanto en casos de primer tratamiento como para personas que cambian de régimen y que previamente no habían tomado el mismo fármaco.

Hasta el momento, se registran altas tasas de VIH bien controlado en los 26 millones de personas que toman este fármaco, de modo que tendría que haber un argumento contundente para reemplazarlo con un medicamento más complejo, como el inyectable.

El inyectable ideal aún está lejos

La doctora Carolyn Bolton Moore, del Centro de Investigación de Enfermedades Infecciosas en Zambia, indició que al considerar el cambio a la terapia antirretroviral inyectable, los funcionarios en entornos con alta prevalencia del VIH deben adoptar un enfoque de salud pública que contribuya a frenar la epidemia en sus países, en lugar de ajustar el tratamiento para cada paciente.

“¿Por qué cambiar a la terapia antirretroviral de acción prolongada?”, preguntó. “Para ponerlo en palabras simples: para lograr la supresión del virus”. Además, un nuevo medicamento también debería ser más fácil de tomar, tener menos efectos secundarios y ser factible y aceptable, además de asequible.

“Yo deseo un enfoque que le vaya bien a todos”, afirmó. “Quiero un medicamento que pueda utilizarse de un modo simple y estandarizado, con todos mis pacientes, en toda la población, sin importar su género, edad, comorbilidades o factores de riesgo”, pero eso no lo ofrece todavía el tratamiento inyectable.

Esto porque aún no hay suficientes datos para recomendar el uso de cabotegravir/rilpivirina durante el embarazo, en niños y adolescentes, ni en personas que también tienen hepatitis B.

Algunas de las complejidades del esquema inyectable incluyen que las personas deben comenzar con tratamiento oral y luego (una vez que hayan controlado la infección) cambiar a los inyectables, establecer sistemas para asegurarse de que las personas reciban las inyecciones a tiempo y contar con versiones orales de los medicamentos para cubrir periodos en los que las personas no puedan asistir a recibir la inyección.

También se necesitaría mejorar el acceso a pruebas de resistencia viral, ya que el régimen inyectable es más propenso a fracasar en personas con virus resistentes a la clase de medicamentos a la que pertenece la rilpivirina.

El fracaso del tratamiento inyectable debería identificarse rápidamente mediante pruebas periódicas de carga viral (la cantidad de virus en la sangre, que indica si la infección está controlada o no) para prevenir el desarrollo de resistencia. Bolton Moore señaló que el costo de estas pruebas diagnósticas deberá sumarse al costo de los medicamentos.

A pesar de todo, parece probable que cabotegravir/rilpivirina sea el primer antirretroviral inyectable o de acción prolongada disponible. Otros fármacos de acción prolongada están en desarrollo, y tal vez haya alguno con un perfil que cubra mejor las necesidades del sur global.Recuerda que el VIH sigue siendo un problema importante de salud, pero que ya contamos con las herramientas para frenar su avance. La primera de esas herramientas es el uso del condón, la segunda es la detección oportuna. Si quieres hacerte una prueba de VIH gratuita, en AHF Panamá las tenemos para ti. Sólo acércate a nuestras oficinas o escríbenos por Whatsapp y haz una cita.

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