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Si te han diagnosticado recientemente con el VIH, o incluso si ya llevas algún tiempo viviendo con el virus, es posible que tengas dudas sobre cómo afecta el VIH en el cuerpo o en qué consiste realmente la infección.

Para todas las personas es importante entender esta información, pero lo es mucho más para quienes ya viven con VIH, pues entender cómo se comporta el virus en tu cuerpo te permite comprender también cómo funcionan los tratamientos y de qué forma puedes obtener los mejores resultados posibles con ellos.

Un caso único

El primer paso es saber que el VIH pertenece a un tipo de virus llamados retrovirus. Esto significa que su material genético está formado por ARN de una sola cadena, pero que al atacar a una célula viva la usa para convertirlo en ADN de doble cadena (como la famosa imagen de la “escalera” en espiral que representa al ADN humano).

Por otro lado, todos los virus necesitan un huésped para reproducirse, pero el VIH es el único virus conocido que invade al propio sistema inmunológico, el sistema de defensa del cuerpo humano, para destruirlo. Las células que son objeto del ataque del VIH se llaman células T o linfocitos T.

Para invadir la célula, el VIH se “ancla” a ella y le inserta su material genético. Una vez logrado esto, un grupo de proteínas, llamadas enzimas, del VIH trabajan para cambiar el material genético de ARN a ADN. Como resultado, el VIH se apropia de la célula y la usa para hacer más copias de sí mismo.

Para explicar este mismo proceso, el sitio web especializado en VIH Thebody.com tiene un ejemplo muy ilustrativo. Imagina que el VIH es un ladrón que se escabulle dentro de una fábrica; la fábrica es una célula T. El ladrón se apodera de toda la maquinaria en la fábrica y la usa para producir más ladrones, que a su vez se dividen en más fábricas que producen más ladrones, y así se sigue replicando el proceso.

La actuación de los tratamientos

Debido a que este proceso de replicación se realiza de manera muy rápida y muy eficiente, la infección por VIH es capaz de avanzar aprisa si no se le frena con los tratamientos antirretrovirales.

El objetivo general de los tratamientos es detener el proceso de replicación del VIH, de modo que las células T puedan recuperarse y volver a cumplir su función de proteger al cuerpo humano de los microorganismos dañinos.

Por otro lado, los diversos tipos de medicamentos funcionan en diversos puntos de la replicación del virus. Mientras que unos evitan que el virus se ancle a la célula T, otros bloquean tal o cual proteína que es necesaria para que el VIH haga más copias de sí mismo a expensas de la célula T.

Para que el objetivo de frenar al virus se cumpla, es importante tomar una combinación de al menos tres medicamentos antirretrovirales. De esta forma, cada uno actuará en un punto diferente del proceso de replicación y, en conjunto, podrán mantener controlado al VIH.

Alcanzando los objetivos

Para que se pueda considerar que un tratamiento antirretroviral es exitoso para ti, tu médico evaluará un aspecto fundamental: tu carga viral. Esto se refiere a la cantidad de virus que circulan en tu sangre. Para considerar que el VIH está controlado, el conteo debe ser, idealmente, de menos de 20 copias del virus por cada milímetro cúbico de sangre.

Sin embargo, lograr llegar a menos de 200 células/mm3 ya es muy bueno. En este punto, se considerará que tu carga viral es indetectable, y puedes tener la tranquilidad de que el VIH está bajo control y, lo mejor de todo, que la probabilidad de que transmitas el virus a otra persona por la vía sexual es prácticamente cero.

Así que no lo olvides, mientras más comprendas al virus, más información tendrás para tomar las mejores decisiones sobre tu salud, junto con tu equipo médico. Si vives con VIH y todavía no has iniciado tu tratamiento o quieres retomarlo, acércate a AHF Panamá y te ayudaremos. Sólo acude a nuestras oficinas o escríbenos por Whatsapp.

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