Los hombres con VIH enfrentan una gran carga de estigma, no sólo por vivir con el virus, sino también por formar parte, en la mayoría de los casos, de la diversidad sexual. En muchos países, ser un hombre gay, bisexual o relacionarse sexualmente con otros hombres es motivo de discriminación debido a los prejuicios que aún hoy persisten.
Sin embargo, las historias de marginación también pueden llevar a caminos de solidaridad, fraternidad y resiliencia entre los hombres que enfrentan circunstancias similares y pueden comprender plenamente cómo se siente el otro. Esto puede suceder en los contextos más diversos, como es el caso de los hombres entrevistados en China para un estudio que buscaba entender cómo viven el cruce de dos identidades: ser hombres gays o bisexuales y ser hombres con VIH.
El contexto en China
Como lo explica el sitio web Aidsmap.com, los hombres gays y bisexuales en China siguen enfrentando discriminación y estigma. De hecho, la homosexualidad fue eliminada de la Clasificación China de Trastornos Mentales apenas en el año 2000. Además, las tasas de VIH siguen afectando principalmente a esta población, lo que añade una capa más de estigma a un grupo que ya había sido marginado.
Así, se sabe que el estigma hacia las comunidades afectadas por el VIH crea barreras adicionales para las pruebas y la búsqueda de tratamiento, y reduce la calidad de vida de las personas que viven con el VIH.
El enfoque de la investigación se basó en la interseccionalidad, es decir, no sólo sumar características, sino comprender cómo se entrelazan e intersectan ciertas identidades (como ser gay y vivir con VIH) para al final crear realidades únicas.
Revelando sus historias
Para el estudio, investigadores de la Universidad de la Ciudad de Hong Kong entrevistaron a 21 hombres con VIH, de orientación sexodiversa, en Shenzhen (una ciudad próspera e inclusiva en el sur de China) en 2021. Los hombres tenían entre 21 y 56 años, la mayoría se identificaba como gay (86%) mientras que el resto se identificaba como bisexual. Más de la mitad habían sido diagnosticados con VIH hacía más de tres años.
Para algunos participantes, la presencia del VIH se sumaba a la vergüenza que ya sentían de ser gay o bisexual. En este sentido, la combinación de efectos fue peor:
“Cuando me diagnosticaron con VIH, fue como… Me odié a mí mismo por ser gay. [Pensé] si no fuera gay, no habría adquirido el virus en primer lugar.”
Un participante habló de la práctica de pedir a posibles parejas sexuales que se hagan la prueba de VIH antes de tener relaciones sexuales, algo que se ha vuelto más común en Shenzhen debido a las altas tasas de transmisión del VIH entre hombres gay. Habló sobre cómo esto era estigmatizante y una invasión de la privacidad:
“Hoy en día, muchas personas hacen la prueba [rápida] de sangre en casa. Por lo general, hacen esto antes de tener relaciones sexuales. Desde mi perspectiva, puedo aceptar que alguien no quiera tener sexo conmigo [si no me hago la prueba], pero siento que mi privacidad es invadida si me piden hacerme una prueba”.
Consecuencias benéficas para hombres con VIH
Sin embargo, los investigadores también describen lo que llaman efectos “aliviadores”, donde la combinación de orientación sexual y VIH llevó a resultados positivos que de otra manera no habrían ocurrido. Esto se relacionaba principalmente con el apoyo social derivado de un diagnóstico de VIH:
“Después de comenzar el tratamiento antirretroviral, participé en algunas de las actividades organizadas por los Centros para el Control de Enfermedades (CDC). Creo que son buenas y necesarias. Proporcionaron apoyo psicológico que me ayudó a adaptarme a la situación”.
Para algunos, ser gay proporcionó la resiliencia necesaria para lidiar con el VIH. Cuando se le preguntó si ser gay le ayudó a adaptarse al VIH, este participante respondió:
“Sí, soy más fuerte. Me digo a mí mismo que ajuste mi mentalidad cuando encuentro situaciones en las que estoy atrapado con emociones negativas y no puedo avanzar”.
El papel de la familia: presión o alivio
Las identidades involucradas de los participantes llevaron a presiones y preocupaciones únicas. En cuanto a las expectativas familiares, casarse y continuar con el linaje familiar eran las principales preocupaciones. Esto se destacó como un aspecto central de la cultura china:
“En mi mente, es una tradición continuar con la familia. Si no viviera con VIH, definitivamente me casaría [y tendría hijos]. Especialmente cuando estás en tus veintitantos años, los padres te animan a tener citas a ciegas. [Aunque] sé que me gustan las personas del mismo sexo, aún tengo citas a ciegas una o dos veces al año. Sin embargo, después de ser diagnosticado, me volví reacio a continuar con estas citas a ciegas.”
Sin embargo, algunos participantes también describieron una liberación de tensión, una vez que su familia sabía que eran hombres con VIH:
“Ya les había contado sobre mi estado de VIH, y creo que no hay necesidad de decirles sobre mi homosexualidad. Como vivo con VIH, no tengo que casarme…”.
Angustia y resiliencia en los hombres con VIH
Los altos niveles de estigma esperado se evidenciaron por el hecho de que algunos hombres optaron por terminar amistades de manera “preventiva”:
“Yo discriminaría a las personas VIH positivas si no tuviera el virus también. Por eso rara vez contacto a otros amigos ahora. Solía tener varios buenos amigos. El año pasado, después de que me diagnosticaron, rechacé su invitación para salir juntos cinco o seis veces. Pensaron que esto era raro, pero desde mi punto de vista, no estaba dispuesto a contactarlos. Pensé que era diferente a ellos”.
No obstante, con el VIH vino la resiliencia para algunos hombres. Si bien reconocían los desafíos de lidiar con sus diagnósticos, también abrazaron una nueva fuerza. Este hombre comenzó el tratamiento antirretroviral en 2019:
“Solía intentar suicidarme. Estuve en el hospital en 2018 debido a complicaciones del VIH y casi perdí la vida. He pasado por mucho [a lo largo de] estos años y he sobrevivido. Ahora, creo que todo pasará, y valoro el momento”.
Aprendizajes para una mejor prevención
Los investigadores consideran que su estudio permite proporcionar ideas útiles para futuras prioridades de prevención del VIH y promoción de la salud mental en el contexto de China. “Según nuestros hallazgos, los programas que abordan el estigma interseccional y fortalecen la resiliencia, promoviendo así la salud mental y el bienestar físico, probablemente serán efectivos” en esta población.
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