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Un estudio realizado en una clínica de VIH en San Francisco, Estados Unidos, encontró que cambiar a la telemedicina en este contexto de confinamiento por la COVID-19 aumentó 31% la probabilidad de tener una carga viral detectable.

La investigación se llevó a cabo en población con condiciones socioeconómicas malas, pues hasta 16% de quienes participaron no tenían un hogar fijo, reportó el Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt-VIH) al explicar los resultados del trabajo, publicado en la revista AIDS.

La carga viral detectable se refiere a una cantidad de virus en sangre mayor a 200 copias/mL, lo que contrasta con el objetivo del tratamiento del VIH que es mantener ese nivel por debajo de las 200 copias (indetectable). La telemedicina, por su parte, se define como la práctica remota de la medicina a través de las tecnologías de la comunicación, pues las personas involucradas se encuentran en lugares distintos.

En el contexto actual por la pandemia del nuevo coronavirus, el uso de la telemedicina fue necesario y se empezó a implementar sin tomar en cuenta las desigualdades socioeconómicas y de acceso a las tecnologías o el conocimiento de su uso (la llamada brecha digital). Esta situación resulta preocupante, sobre todo cuando se habla de enfermedades graves y que deben ser monitoreadas en tiempo y forma.

El estudio en cuestión comparó los resultados del periodo inmediatamente anterior al confinamiento (de diciembre de 2019 a febrero de 2020) con los posteriores al confinamiento en San Francisco (abril de 2020). Así, se observó que durante 2019, la clínica tuvo un promedio de mil 836 visitas al mes. En ese periodo, el 19% de las personas atendidas presentó algún resultado de carga viral detectable y el 16% de los usuarios no tenían residencia fija

A partir del mes de abril, la principal forma de atención de la clínica pasó a ser a distancia: el 54% de las visitas se realizaron por teléfono, pero ese porcentaje fue sensiblemente más bajo entre las personas sin residencia fija (32%).

Ese mismo grupo no presentó mayor probabilidad de no presentarse a las visitas (en comparación con el resto de participantes) antes de la transición a la telemedicina, pero sí después de la transición.

En todas las personas del estudio, la probabilidad de tener una carga viral detectable aumentó en 31% a partir del confinamiento y, por tanto, tras el paso a una atención basada mayoritariamente en la telemedicina.

Por grupos poblacionales, las personas sin residencia fija presentaron mayores tasas de carga viral detectable tras la llegada del confinamiento.

Los resultados del estudio llaman a reflexionar sobre las determinantes sociales y su papel en la efectividad de la telemedicina en el manejo de la infección por el VIH. Estos factores deberían ser tomados en cuenta si se busca individualizar las formas de atención mientras dure la pandemia.

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