El riesgo de cáncer anal en personas con VIH que han padecido verrugas anales se multiplicaría por 13 si se compara con el de personas con VIH pero que no han tenido verrugas, que son causadas por el virus del papiloma humano (VPH). Así lo descubrió un estudio publicado en la revista científica JAMA Dermatology y retomado por el Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt-VIH).
Este hallazgo resalta la necesidad de que se haga un adecuado tamizaje y seguimiento de las lesiones anales mediante la realización de estudios del tejido anal o anoscopías, es decir, procedimientos donde se observa directamente el revestimiento del ano y recto. Esto debería formar parte de la atención de rutina de las personas con VIH, pues permitiría detectar a tiempo los casos de cáncer anal y esto brindaría un mejor escenario de tratamiento.
Hay que recordar que las verrugas genitales son causadas por el VPH, y ciertos tipos de este virus son considerados de alto riesgo porque provocan lesiones que pueden evolucionar a cáncer. Mientras que las pruebas de tejido y las anoscopías son procedimientos que facilitarán una detección temprana, la vacunación contra el VPH es una estrategia preventiva del cáncer, razón por la que algunos países la han recomendado no sólo para niñas (con el objetivo de prevenir el cáncer cervicouterino), sino también para personas adultas que presentan ciertos factores de riesgo, tal como lo es vivir con VIH y ser menor de 26 años.
Los casos de cáncer anal han aumentado en los últimos años, en especial entre personas con VIH. Esto dio origen al ensayo clínico llamado ANCHOR, el cual fue diseñado para determinar los beneficios y la costo-eficiencia de un tamizaje rutinario para detectar o prevenir el cáncer anal. Sin embargo, los primeros resultados de dicho estudio se esperan hasta 2022.
En diferentes partes del mundo, las guías de tratamiento tienen diferentes criterios sobre las pruebas de tejido anal en el seguimiento de personas que tienen un historial de sexo anal receptivo o verrugas anales y/o genitales, esto aunque varios estudios han mostrado que el tamizaje rutinario a personas con VIH puede disminuir la incidencia del cáncer anal.
Los resultados de este estudio señalan que el historial de verrugas genitales o anales, el haber tenido un bajo conteo de células inmunológicas (llamadas CD4) y tener muchos años con el VIh serían claros factores de riesgo para el cáncer anal que deberían alertar al personal médico para hacer exámenes de detección y seguimiento periódicas.