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Desde los más simples resfriados hasta una enfermedad crónica como la diabetes, uno de los principales obstáculos para su buen control es la adherencia a los tratamientos. Se llama adherencia al grado de coincidencia entre el esquema de medicamentos prescrito por el personal de salud y la forma en el que la persona usa o toma esos medicamentos.

Para el caso de personas con VIH, la disciplina en la toma de sus tratamientos ha sido clave desde el principio, pues la velocidad a la que el virus es capaz de mutar obliga a que los fármacos se tomen en tiempo y forma para mantenerlo controlado.

En el marco de la conmemoración del 1 de diciembre, Día Mundial del Sida, la agencia de noticias EFE y la Fundación Viatris para la Salud, de España, dedicaron uno de sus videoblogs a abordar este tema y analizar por qué las personas con VIH han logrado erigirse como un ejemplo de constancia para cuidar su salud.

Entre las primeras razones, el doctor Santiago Moreno, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del hospital universitario Ramón y Cajal de Madrid, enlistó el hecho de que las personas con VIH suelen estar muy bien informadas sobre su condición de salud, además de que los tratamientos actuales para controlar al virus son sencillos de tomar y son muy bien tolerados.

En contraste, la activista Reyes Velayos, presidenta de la asociación Apoyo Positivo, reconoció que hay algunos obstáculos para que las personas se apeguen a los tratamientos, y el principal de ellos es el estigma.

Dijo que aunque, por un lado, las personas con VIH están conscientes de que tomando de manera correcta su tratamiento pueden tener una mejor calidad de vida y pueden alcanzar niveles indetectables del virus en su sangre, pero por el otro, sigue pesando sobre ellos el estigma. Esto y la discriminación que llegan a sufrir, los lleva a dejar el tratamiento “porque les recuerda que tienen VIH y están discriminados por ello”, afirmó.

El doctor Moreno coincidió en cierta medida sobre este tema, pues recordó que hay personas que, con tal de no tener que justificar el consumo de medicamentos antirretrovirales, ya sea en su casa o en el trabajo, “dejan las terapias o no vienen por ellas a los hospitales”, aunque consideró que son pocos los casos.

De acuerdo con el médico, con las primeras versiones de los tratamientos antirretrovirales fue más difícil lograr la adherencia (muchos comprimidos, muchas veces al día), pero que la industria farmacéutica se enfocó en hacer los tratamientos más sencillos. Sin embargo, todavía hace falta trabajar en las condiciones sociales para disminuir la estigmatización “para que nadie se sienta raro por tener que tomar una pastilla, sea del VIH o de otra cosa”.

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