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Una de las razones de fondo por las que no se ha avanzado lo suficiente para acabar con el sida en el año 2030 es la escasez de financiamiento, apuntó el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA) en su reciente informe El camino que pone fin al sida.

En 2022 estaban disponibles poco más de 20,000 millones de dólares para programas contra el VIH en países de ingresos bajos y medios, esto representa un 2.6% menos que en 2021 y una cifra muy por debajo de los 29.3 mil millones de dólares que son necesarios para 2025.

Aunque los recursos habían aumentado sustancialmente a principios de la década de 2010, hoy en día el financiamiento para el VIH ha caído al mismo nivel que tenía en 2013, sostiene el documento.

Los recursos hacen la diferencia

Los análisis de ONUSIDA muestran que en los lugares donde ha aumentado el financiamiento para la prevención del VIH, la incidencia del virus ha disminuido. Actualmente, las regiones con mayores deficiencias de recursos financieros –Europa oriental, Asia central, Medio Oriente y África del Norte– son las que menos están avanzando en la respuesta a sus epidemias de VIH.

En contraste, algunos países en los que la incidencia del VIH está disminuyendo, como la República Dominicana, India, Kirguistán y Togo, están destinando entre el 3% y el 16% del gasto en VIH a programas de prevención para las poblaciones clave. 

De acuerdo con el informe, se necesita con urgencia obtener más financiamiento para los programas de prevención, en especial entre las poblaciones clave, así como un uso más eficiente de esos fondos.

El problema de las desigualdades

El informe de ONUSIDA parte de la base de que el camino para acabar con el sida como problema de salud pública para el año 2030 ya está claro, es decir, ya se tienen los conocimientos –avalados científicamente– sobre las estrategias que funcionan para detener el avance del virus. Sin embargo, si no se aportan recursos y no se abordan las desigualdades sociales que hacen que esos recursos beneficien sólo a algunas personas, la humanidad no alcanzará el objetivo pronto.

Aunque algunos países han identificado y puesto en marcha estrategias exitosas para prevenir y tratar el VIH, a nivel global los avances han sido desiguales. El 23% de las nuevas infecciones por VIH se produjeron en la región de Asia y el Pacífico, donde los nuevos casos están aumentando “de forma alarmante en algunos países”, sostiene ONUSIDA.

Mientras tanto, en Europa oriental y Asia central sigue habiendo aumentos pronunciados del número de nuevas infecciones por VIH desde 2010 (49% de aumento), así como en Medio Oriente y África del Norte (61% de aumento). Estas tendencias se deben, principalmente, a la falta de servicios de prevención para personas de poblaciones marginadas y a las barreras que conforman las leyes que castigan, por ejemplo, las relaciones íntimas entre personas del mismo sexo, además de la violencia, el estigma social y la discriminación.

Por otro lado, en muchos países, los servicios de VIH y otros servicios de salud para personas de poblaciones clave, tales como hombres gays y bisexuales, mujeres trabajadoras sexuales, personas que usan drogas inyectables y personas trans, son escasos, inaccesibles o no existen.

A esto hay que sumar el hecho de que las leyes que penalizan a las personas de estas poblaciones clave siguen vigentes en gran parte del mundo. Aún 145 países penalizan el consumo o la posesión de pequeñas cantidades de drogas, 168 países penalizan algún aspecto del trabajo sexual, 67 países penalizan las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo, 20 países penalizan a las personas trans y 143 países penalizan o persiguen la no revelación o la transmisión del VIH.

Como consecuencia, el VIH sigue afectando más a las poblaciones clave que a la población general. En 2022, en comparación con la población general (de 15 a 49 años), la prevalencia del VIH era 11 veces mayor entre los hombres gays y otros hombres que tienen sexo con hombres, cuatro veces mayor entre las trabajadoras sexuales, siete veces mayor entre las personas que usan drogas inyectables y 14 veces mayor entre las personas trans.

Por ello, ONUSIDA advierte que “si no se protege contra el VIH a las personas de poblaciones clave (…), la pandemia se prolongará indefinidamente, con un coste enorme para las comunidades y sociedades afectadas”.

Todos los esfuerzos suman

El informe de ONUSIDA señala que una mayor integración de los servicios de VIH y otros servicios de salud, como los de enfermedades no transmisibles (diabetes, por ejemplo) y los de salud mental, ayudaría a mejorar la aceptación de los servicios, a mejorar los resultados del tratamiento del VIH y a fortalecer la cobertura universal en salud.

Recuerda que en AHF Panamá tenemos servicios de VIH profesionales, confidenciales y en un ambiente de respeto e inclusión. Si quieres hacerte una prueba de VIH gratis, acércate a nuestras oficinas o escríbenos por Whatsapp y haz una cita hoy.

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