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Tanto el tratamiento antirretroviral como la propia infección por el VIH hacen que las personas sean más propensas a perder densidad en sus huesos y eso las deja más expuestas a sufrir fracturas, comparadas con quienes no tienen el virus.

De acuerdo con un estudio publicado en España, el aumento de la esperanza de vida en personas que viven con VIH, gracias a la efectividad de los tratamientos, también ha dado paso a una mayor frecuencia de osteoporosis y osteopenia, dos condiciones que indican la pérdida de la masa ósea.

Además, se ha observado que quienes tienen VIH presentan estos problemas a edades más tempranas que la población general. Por ello, es importante un monitoreo constante de los huesos durante el tratamiento contra el VIH.

Los huesos, estructuras vivas

Cada hueso del cuerpo se encuentra en un constante proceso de destrucción-reconstrucción. En una persona adulta, el tejido óseo se reabsorbe (destruye) y se produce a un ritmo que es capaz de mantener el tamaño y densidad de cada hueso.

Sin embargo, diversos factores pueden alterar ese ritmo y, en ese caso, los mecanismos naturales destruirán más hueso del que pueden regenerar, provocando una disminución en la densidad ósea, que puede ir de leve, llamada osteopenia, hasta grave, llamada osteoporosis.

Entre las causas para esta pérdida de la densidad se encuentran la falta de calcio en la dieta, el tabaquismo, los cambios hormonales relacionados con la edad y el consumo de ciertos medicamentos, así como algunas enfermedades.

Si el problema no se controla pronto, los huesos llegarán a ser tan porosos y frágiles que la persona se encontrará en un constante riesgo de fracturas, algunas tan graves como la de cadera y la de columna.

El riesgo asociado al VIH

Un análisis publicado en 2006 estimó que entre el 40 y 65% de las personas que viven con VIH tienen osteopenia, y alrededor del 15% tienen osteoporosis; estos datos son tres veces mayores a lo observado en la población general.

De igual forma, las personas con VIH presentan mayor riesgo de fracturas que quienes no tienen el virus. La incidencia de fracturas por fragilidad, es decir, aquellas que se deben esencialmente a la debilidad del hueso, es el doble en la población con VIH que en la población general, ya sea en hombres o en mujeres de todos los grupos de edad.

En el caso de quienes viven con la infección, los factores de riesgo comunes para osteoporosis se suman a otros que tienen que ver específicamente con el VIH, por lo que la persona es más propensa al padecimiento. Entre los factores comunes están:

  • Tabaquismo
  • Bajo peso
  • Consumo de alcohol y drogas
  • Déficit de calcio o de vitamina D
  • Sedentarismo
  • Insuficiencia renal
  • Uso de corticoides

Las personas con VIH pueden sumar otros factores, como:

  • Presencia de proteínas del VIH que facilitan la “muerte” de las células productoras de hueso (osteoblastos)
  • Estado proinflamatorio crónico
  • Alteración del proceso de destrucción-reconstrucción debido a algunos antirretrovirales
  • Alteración del metabolismo del calcio y la vitamina D, también ocasionada por el tratamiento

¿Qué puedes hacer?

Por un lado, puedes evitar los factores de riesgo que tienen que ver con el comportamiento, como el consumo de alcohol y tabaco, el sedentarismo y la falta de calcio y vitamina D en la alimentación. Aun así, es probable que eso no sea suficiente, por lo que debes comentar el tema con tu equipo médico para que te hagan pruebas de densidad ósea para saber cómo están tus huesos.

El estudio español recomienda realizar esas pruebas a todas las personas con VIH mayores de 50 años de edad o que hayan pasado la menopausia, y la urgencia se incrementa si se detecta alguno de los otros factores de riesgo.

Si se logra detectar la pérdida de densidad ósea en una etapa temprana, es posible tratarla con medicamentos que frenan la destrucción de hueso, los cuales se usan principalmente cuando la persona está en alto riesgo de fractura.

Recuerda que la atención médica constante de tu equipo especializado en VIH es la clave para mantenerte saludable por más tiempo. Y si ya tienes un diagnóstico pero no has iniciado tu tratamiento antirretroviral, o si lo suspendiste y quieres retomarlo, acércate a AHF Panamá y con gusto te ayudaremos. Visita nuestras oficinas o escríbenos por Whatsapp y conoce todos nuestros servicios.