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Las políticas de reducción de daños son estrategias y programas diseñados para minimizar los efectos negativos asociados con el consumo de drogas. En lugar de centrarse exclusivamente en la prohibición y el castigo del uso de drogas, estas políticas buscan proporcionar servicios de salud pública y apoyo social, tales como programas de intercambio de agujas, terapia de sustitución de opioides y educación sobre el consumo seguro.

El objetivo de estas estrategias es reducir los riesgos de infecciones, entre ellas el VIH, así como la sobredosis y otros daños, promoviendo al mismo tiempo el respeto a la dignidad y los derechos humanos de las personas que usan drogas.

El papel del VIH

Las políticas de reducción de daños están estrechamente relacionadas con la prevención del VIH, ya que muchas de las estrategias implementadas buscan disminuir la transmisión del virus entre personas que usan drogas inyectables. Programas como el intercambio de agujas y jeringas y la terapia de sustitución de opioides ayudan a reducir la práctica de compartir equipos de inyección, una de las principales vías de transmisión del VIH.

Además, estas políticas facilitan el acceso a pruebas y tratamiento del VIH, educación sobre prácticas seguras y otros servicios de salud esenciales, lo cual contribuye a una respuesta integral que no sólo previene nuevas infecciones, sino que también apoya a las personas que viven con VIH para que lleven una vida más saludable.

Recursos limitados para la reducción de daños

Históricamente, la financiación para la reducción de daños en países de ingresos bajos y medios ha sido parte de la respuesta al VIH, con un paquete integral de intervenciones respaldado al más alto nivel de políticas, esto como parte del compromiso global para acabar con el sida para 2030.

Sin embargo, en los 15 años que la organización Harm Reduction International (HRI) ha monitoreado la financiación para la reducción de daños, los hallazgos han sido consistentemente desalentadores. El más reciente informe de esta organización mostró que la ayuda financiera para los servicios y para el cabildeo que se requiere para impulsar el compromiso político dentro de los países es insuficiente. Esto impide que las iniciativas de reducción de daños se implementen a gran escala.

El informe exploró el estado de la financiación para la reducción de daños en países de ingresos bajos y medios, utilizando información recopilada de donantes y una revisión de la literatura y los datos sobre la financiación nacional. Los hallazgos muestran que, a pesar de muchos compromisos políticos de alto nivel, la sociedad no está más cerca de lograr una respuesta sostenible en la reducción de daños.

Hace falta el 94% de los recursos para reducción de daños

Entre los principales hallazgos del informe, titulado El costo de la complacencia: una crisis en la financiación para la reducción de daños, sólo está cubierto el 6% de la necesidad estimada en este rubro en países de ingresos bajos y medios.

A lo anterior se suma que ha habido una disminución en la financiación nacional identificada para la reducción de daños. Así, el Fondo Mundial contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria sigue siendo el mayor donante para la reducción de daños, pero necesita mecanismos de financiación adicionales para aumentar la financiación.

En cuanto al panorama mundial, cada vez más países incluyen la reducción de daños dentro de sus políticas nacionales, hasta 109 países en todo el mundo en 2023. Sin embargo, solo la mitad de los países de ingresos bajos y medios (67) incluyeron la reducción de daños en sus políticas nacionales en 2023, y menos de la mitad (57) tenía al menos un programa de agujas y jeringas o servicio de terapia con agonistas opioides en funcionamiento.

Enfrentando las crisis políticas y de salud

HRI reconoce que, desde 2020, el mundo ha experimentado varias crisis que han puesto a prueba la capacidad de los servicios de reducción de daños. Las crisis económicas, políticas, humanitarias y ambientales también han puesto en riesgo la reducción de daños. Los servicios de este tipo, particularmente aquellos dirigidos por la comunidad de personas que usan drogas y la sociedad civil, han demostrado su capacidad para llegar a quienes más los necesitan y para adaptarse a las circunstancias cambiantes en tiempos de

Desde el informe previo, publicado en 2021, la reducción de daños ha ganado más apoyo en las estrategias globales de ONUSIDA y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se identifica como un componente clave para acabar con el sida para 2030, tal como se establece en la Estrategia Global sobre el Sida 2021-2026 de ONUSIDA. Las estrategias de la OMS sobre VIH, hepatitis viral e infecciones de transmisión sexual (ITS) para 2022-2030 enfatizan aún más la necesidad de una respuesta más intensa de reducción de daños y demuestran el impacto más amplio de estas políticas fuera de la respuesta al VIH.

Se necesitan reformas legales

HRI menciona que es necesario que se realice una reforma legal y política. Los objetivos 10-10-10 de ONUSIDA señalan que el estigma y la criminalización de las personas que usan drogas, entre otras poblaciones, son perjudiciales para frenar la pandemia de VIH. Dicha estrategia establece un objetivo para que el 90% de los países hayan derogado leyes y políticas que castigan a estas personas para 2025.

La adopción histórica de una resolución sobre la reducción de daños en la Comisión de Drogas de la ONU en 2024 (sobre la cual te contamos aquí) marcó la primera vez que este foro reconoció la reducción de daños como una parte importante de una respuesta de salud pública efectiva. Sin embargo, el gasto en la aplicación de leyes de drogas y el encarcelamiento continúa superando con creces la inversión en la reducción de daños; con los países gastando más de 600 veces más en políticas punitivas que en la reducción de daños.

Para un consumo más seguro

Si usas drogas inyectables, puedes tomar ciertas medidas para evitar adquirir el VIH o los virus de la hepatitis, entre otras afecciones. La principal es que nunca compartas tu equipo de inyección con alguien más.

En caso de que quieras dejar el consumo de drogas, busca un tratamiento que te ayude a desintoxicar tu cuerpo y a sobrellevar el proceso de alejarte de los estupefacientes. Y un último, pero no menos importante paso, es estar al tanto de tu estatus de VIH. En AHF Panamá hacemos pruebas de detección de VIH gratis. Acércate a nuestras oficinas o escríbenos por Whatsapp y conoce todos nuestros servicios.