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Comenzar el tratamiento antirretroviral en las primeras semanas después de haber adquirido el VIH reduce rápidamente la cantidad de virus en el semen, alcanzando niveles en los cuales ya no puede transmitirse el virus.

Estos resultados han sido extraídos de un estudio de pequeña escala llevado a cabo en Perú, cuyos hallazgos fueron recientemente publicados en la revista médica The Journal of Infectious Diseases.

El semen bajo la lupa

Las relaciones sexuales sin protección son la vía predominante para la transmisión del VIH, y el semen destaca como el fluido corporal principal en la mayoría de los casos, detalla el sitio web del Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt-VIH).

A pesar de esto, el conocimiento acerca de la biología del VIH en el tracto del pene y los factores que determinan la concentración de virus del semen o el grado de infectividad, así como la variación a lo largo del tiempo, sigue siendo limitado.

Dada la naturaleza inmunológica única del pene, los factores que influyen en la infectividad del semen pueden ser considerablemente diferentes de aquellos que impactan los niveles de VIH en sangre, tejido linfático o sistema nervioso central.

Con el propósito de arrojar más luz sobre esta cuestión, un equipo de investigadores de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos, emprendió un estudio prospectivo para examinar la dinámica de la carga viral (cantidad de virus) en sangre y semen cuando se inicia el tratamiento antirretroviral durante la fase más temprana de la infección por VIH.

El análisis de la carga viral en plasma y semen se llevó a cabo en 66 hombres: 29 de ellos que comenzaron de inmediato el tratamiento antirretroviral y 37 que pospusieron su inicio.

Efectividad del tratamiento

Al inicio del estudio, sin tratamiento antirretroviral, la carga viral en semen superaba las 1,000 copias de virus/mL en casi todas las muestras recogidas entre las semanas 2 y 10 después de haber adquirido el VIH, indicando un riesgo potencial de transmisión. 

Esta carga viral se mantuvo por encima de las 1,000 copias/mL en el 35% de los participantes no tratados hasta la conclusión del estudio. En contraste, en los participantes tratados, la carga viral en semen experimentó una rápida disminución, con 25 de ellos alcanzando niveles inferiores a 1,000 copias/mL a la semana 12.

A pesar de que la carga viral en sangre fue ligeramente superior en el grupo que inició el tratamiento de manera inmediata, a las 24 semanas, 27 participantes lograron una supresión viral en semen, esto es, valores iguales o menores a 160 copias/mL, mientras mantenían cargas virales en plasma superiores a 40 copias/mL, el umbral que se considera supresión viral.

A lo largo del estudio, los niveles de la carga viral en plasma fueron mayores en el grupo que inició el tratamiento con retraso en comparación con el de tratamiento inmediato.

A la semana 12, siete participantes del grupo de tratamiento inmediato y 23 del grupo que pospuso el tratamiento fueron diagnosticados con infecciones de transmisión sexual. La carga viral en semen se mantuvo suprimida en todos los participantes del grupo de tratamiento inmediato, con excepción de uno, mientras que aumentó en más de 1,000 copias/mL en 13 participantes del grupo de inicio con retraso.

Alcance limitado

Entre las limitaciones del estudio, los autores destacaron el tamaño reducido de la muestra y que la información sobre prácticas sexuales se recabó a partir de la autonotificación de los participantes.

Los investigadores concluyeron que sus hallazgos indican una carga viral elevada en semen durante las primeras semanas de la infección por VIH. Además, sugirieron que la determinación de la carga viral en sangre, aunque un indicador conservador, puede ser representativa de la carga viral en semen durante este período.

Asimismo, los autores informaron que la mayoría de los participantes tratados mantuvieron cargas virales suprimidas en semen después del diagnóstico de otra infección de transmisión sexual, a diferencia de muchos participantes en el grupo que inició el tratamiento con retraso.

En resumen, los resultados del estudio subrayan la importancia de las pruebas de VIH, de la rápida derivación a la atención médica tras el diagnóstico y del inicio inmediato del tratamiento como estrategias fundamentales para reducir las transmisiones posteriores del VIH.

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