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La infección por VIH afecta distintos órganos del cuerpo de diferente manera. Unos de los que resentían las consecuencias más nefastas antes de que se crearan los tratamientos antirretrovirales eran los ojos.

Las enfermedades oculares más graves están especialmente relacionadas con el sida, es decir, con la etapa más avanzada de la infección por VIH. La buena noticia es que si tomas el tratamiento adecuado, no llegarás nunca a esa etapa y podrás conservar tu salud visual por mucho más tiempo.

Aun así, es importante estar muy pendiente de la salud de tus ojos ya que existen otras condiciones que pueden aparecer a pesar de un control adecuado del virus.

Problemas de la retina

La retinopatía por VIH es un daño en la retina, es decir, la membrana interior del ojo en la cual se reciben las impresiones de luz que son transmitidas al cerebro. Este daño puede ser causado por infecciones, inflamación o daño en los vasos sanguíneos.

Para identificar esta complicación es necesario realizar un examen del fondo del ojo, también llamado retinografía. En esta prueba se podrían hallar puntos algodonosos, denominados así porque son blancos y tienen apariencia “esponjosa”. Tales puntos se deben a la ruptura de vasos sanguíneos.

Por lo general, los puntos algodonosos no son graves ni requieren tratamiento, pero sí pueden afectar la visión, haciendo más estrecho el campo visual o alterando la percepción de los colores y contrastes.

Por otro lado, la retinitis por citomegalovirus (CMV) se debe a la presencia del virus de ese nombre, el cual causa inflamación que daña la retina. La infección por CMV es una enfermedad definitoria de sida, es decir, se presenta cuando el VIH no está controlado y la persona ha avanzado en su gravedad, hasta llegar a la etapa de sida.

Entre los síntomas de la retinitis por CMV pueden estar: ver puntos flotantes o luces, visión borrosa o puntos ciegos. Sin embargo, esta infección no siempre causa síntomas.

Si bien es un problema grave, el CMV puede tratarse con medicamentos, además de que los tratamientos antirretrovirales han logrado que la mayoría de las personas que los toman no lleguen a desarrollar sida, por lo que la enfermedad es mucho menos común hoy en día que hace algunas décadas.

Otras afecciones

La uveítis por recuperación inmunitaria es la inflamación de la úvea, esto es, la capa media de la pared del ojo. Se desarrolla en la mayoría de las personas (60%, según algunas cifras) que han respondido bien al tratamiento antirretroviral, pero que han padecido antes retinitis por CMV.

Este tipo de uveítis puede llevar a otros problemas de los ojos, como cataratas, glaucoma o hipertensión intraocular (presión alta de la sangre dentro del ojo). Si se presenta en su forma leve, es posible que desaparezca por sí sola, pero si hay visión borrosa, puntos flotantes en el campo de visión o dolor en los ojos, es necesario tratarla con medicamentos.

Otro padecimiento es el herpes zóster oftálmico, que puede afectar a cualquier persona que haya tenido el virus de la varicela. Provoca que se desarrollen ámpulas dolorosas que luego forman costras, esto en la superficie de los ojos.

La enfermedad produce inflamación en una o más partes del ojo, como el iris (la parte del ojo que tiene color), y en raras ocasiones, en la córnea (la capa externa y transparente del ojo). Afortunadamente, puede ser tratada con medicamentos.

Además, las personas con VIH son más propensas a adquirir otras infecciones de transmisión sexual, como la sífilis, el herpes simple, la gonorrea, la clamidia y la cándida, entre otras, que pueden afectar por igual a los ojos.

Cuida tus ojos

No es necesario esperar a tener algún síntoma para visitar al especialista en ojos, llamado oftalmólogo. Algunas afectaciones derivadas del VIH pueden tener consecuencias tan graves como la ceguera. El virus también podría hacer que los problemas relacionados con la edad, como las cataratas, aparezcan más pronto de lo usual.

Por fortuna, hoy se sabe que mientras mejor control se tenga sobre el VIH, a través del tratamiento adecuado, menores serán las enfermedades que afecten tu visión. Así, si tu carga viral es indetectable, una revisión oftalmológica cada año podría ser suficiente, pero si tu conteo de células CD4 es bajo, sería recomendable hacerlo cada 3 meses.

En cualquier caso, la mejor forma de evitar estas complicaciones es llevar el tratamiento antirretroviral al pie de la letra. Si ya tienes un diagnóstico de VIH y no has iniciado tratamiento, o si lo suspendiste y quieres retomarlo, en AHF Panamá podemos ayudarte. Acude a nuestras oficinas o escríbenos por Whatsapp y haz una cita ya.