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Cuando sabes que vas a tener sexo, el ritual de preparación también es sexy. Alistas tu ropa, eliges un perfume especial, quizás quitas vello corporal de donde no lo quieres y te lanzas a la aventura, sabiendo que un gran momento te espera.

Sin embargo, darse un baño antes de salir al encuentro de la pareja no es suficiente para decir que tenemos una buena higiene y estamos listos para el sexo. Hay otros detalles que deberían cuidarse y que muchas veces, por las prisas o las circunstancias, se pasan por alto.

Higiene bucal

Algunos de esos detalles pueden sonar a obviedad, como la higiene bucal en primer lugar. El mal aliento, por supuesto, puede arruinar un momento íntimo, pero es importante saber que tampoco es recomendable cepillar los dientes inmediatamente antes de involucrarse en una actividad sexual. Esto porque la fricción podría lastimar las encías y hacerlas sangrar, o bien, dejar pequeñas escoriaciones en ellas que no se pueden detectar a simple vista.

Sabemos que las infecciones de transmisión sexual, como el VIH, se transmiten por la sangre y pueden entrar al cuerpo mediante heridas abiertas. Por esto, no es necesario ponerte en riesgo con tal de llegar con un aliento fresco a tu cita. Basta con que te cepilles los dientes unas dos horas antes de empezar el sexo, así llegarás con una boca limpia, pero también darás tiempo a que cualquier sangrado o herida, por mínimos que sean, se curen, dejando así de ser un riesgo para ti o para tu pareja.

Lava las manos

Un segundo hábito de higiene es el que llevamos escuchando casi un año: lávate las manos. Quizás saliste a bailar, a cenar o estuviste en el transporte público, por eso es importante que antes de tocar los genitales de tu pareja te laves las manos con agua y jabón, así evitarás depositar ahí cualquier microorganismo dañino. Es un tip sencillo, básico, pero que podría a veces olvidarse. En este sentido, la vagina podría ser más susceptible a infecciones, pues a diferencia del pene, tiene una mayor superficie de tejido mucoso donde las bacterias ajenas pueden proliferar.

Limpiar los genitales

Finalmente, pero no menos importante, es recomendable limpiar los genitales con un poco de agua antes de la actividad sexual. A diferencia de las manos, no es tan recomendable usar jabón puesto que, al ser abrasivo, puede irritar la delicada piel de los genitales tanto masculinos como femeninos. Bastará una toalla y agua tibia y esto eliminará gentilmente los restos de secreciones o sudor que puedan haberse acumulado.

Con estos tres sencillos pasos puedes no sólo sentirte más cómodo con tu higiene personal, sino también comenzar a protegerte (y a tu pareja) de infecciones. El siguiente paso, por supuesto, es usar condón y así mantendrás a salvo tu salud sexual.

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