13 de noviembre de 2020
El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, ha hablado de ciertos cambios en algunas de las políticas de drogas, lo que podría dar cabida a programas de reducción de daños, las cuales buscan reducir los riesgos que conlleva el uso de drogas inyectables, sobre todo en cuanto a enfermedades transmisibles como el VIH el virus de la hepatitis C.
La periodista Kastalia Medrano, quien también es activista y voluntaria en el programa de intercambio de jeringas en el Lower East Side Harm Reduction Center, en Nueva York, revisó la plataforma electoral del candidato demócrata para analizar su política respecto a las drogas, tomando en cuenta que durante su carrera política, Biden ha estado de lado de la llamada Guerra contra las Drogas.
Sin embargo, a partir de que declaró su candidatura presidencial hace año y medio, el discurso ha sido diferente. “Aunque todavía se opone a una legalización amplia (de la mariguana), recientemente ha actualizado su postura a favor de la descriminalización, la legislación médica, la eliminación de condenas previas por uso de mariguana”, entre otros puntos, escribió Medrano en la revista electrónica FilterMag.
Uno de los puntos clave para la política de reducción de daños para quienes usan drogas inyectables está en la apertura que ha mostrado Biden al acceso a la naloxona, un fármaco que se utiliza para revertir las sobredosis causadas por drogas opioides como la heroína, el fentanilo o la oxicodona. Esta sustancia sería distribuida entre actores comunitarios y de primer contacto, así como personal de salud y el personal de los refugios para personas sin hogar.
Sin embargo, la postura del presidente electo ha sido menos contundente respecto a un punto crucial que permitiría a las estrategias de reducción de daños realmente prevenir la transmisión del VIH y otras enfermedades virales. Joe Biden no dedicó una sección de su plataforma electoral a hablar de los programas de intercambio de jeringas (que recogen las jeringas usadas y regalan nuevas), pero sí hizo una leve referencia a ellos y prometió un presupuesto de $75 mil millones de dólares “para que las comunidades inviertan en tratamiento y prevención de sobredosis, VIH y hepatitis C, incluyendo el uso de recursos como los programas de intercambio de jeringas.