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“No tengo tiempo”, “es muy costosa”, “los resultados son lentos”, “no la necesito”, son sólo algunos de los pretextos que alguna vez nos han pasado por la cabeza para evadir, por más y más tiempo, la realización de una prueba de detección del VIH.

Puede haber muchas razones para que alguien, consciente o inconscientemente, evada el momento de hacerse una prueba de este tipo. Lamentablemente, la mayoría de esas razones tienen que ver con prejuicios, con ideas equivocadas o estigmatizantes acerca de lo que implica el VIH.

El miedo es mal consejero

Hace casi cuatro décadas que se identificó al VIH como agente infeccioso causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida o sida. Al ser un virus de transmisión sexual y sanguínea, las personas que eran diagnosticadas vivían, además de un miedo intenso a la muerte, una profunda estigmatización por haber tenido comportamientos no aceptados por la sociedad.

A pesar de que los tratamientos médicos han evolucionado mucho desde su aparición en 1996, hoy en día sigue habiendo desinformación acerca de cómo funcionan y cuánto pueden manejar la infección por VIH.

Lo cierto es que tales medicamentos son cada vez más fáciles de tomar, provocan muy pocos efectos secundarios, y si se usan correctamente son capaces de controlar al VIH hasta niveles indetectables en la sangre.

Pero el prejuicio y el miedo siguen vigentes, y son más peligrosos cuando se combinan con la discriminación y el estigma que implica declararse VIH positivo. Las familias, las escuelas, los empleos, todos pueden llegar a ser territorios hostiles hacia alguien que vive con el virus.

Lo cierto es que todos estos temores pueden llegar a obstaculizar que una persona se haga la prueba de detección del VIH, aunque en el fondo sepa que la necesita.

La prueba: Fácil, rápida y segura

Por su gran importancia como parte de la estrategia de atención y prevención de VIH, se instauró el 27 de junio como Día Internacional de la Prueba del VIH. Es una fecha que se intenta aprovechar para promover jornadas de detección, las cuales incluso llegan a realizarse en lugares públicos, donde una persona puede ver a otras iguales a ella (estudiantes, trabajadores, profesionistas) buscando también la prueba.

Los mitos sólo se derriban con información, y probablemente esto, y el ver cómo se aplican las pruebas a otras personas, puede ayudar a que te decidas a tomar tu turno.

Por lo regular, en las jornadas públicas de detección se utilizan pruebas rápidas, para así poder entregar los resultados a las y los usuarios al cabo de unos 20 minutos solamente. La muestra consta de un par de gotitas de sangre que se extraen mediante un pinchazo en el dedo, muy al estilo de como se mide la cantidad de glucosa en la sangre.

Las pruebas rápidas (que detectan los anticuerpos que el organismo produce para intentar defenderse del VIH) significaron un gran avance en los esfuerzos de detección ya que se manejan de una forma sencilla, no requieren un laboratorio para ser procesadas y sus resultados pueden ser entregados en sólo unos minutos, lo que termina con esas esperas de varias semanas que muchas veces provocaban que las personas ya no regresaran a recoger sus resultados (una vez más, por miedo a ellos).

Si este 27 de junio o cualquier otro día del año tienes la oportunidad de realizarte una prueba, no lo dudes más y da el paso. Con la consejería que suele acompañar a la prueba te será más fácil saber qué medidas tomar después de tu resultado, ya sea éste positivo o negativo (reactivo o no reactivo).

Si quieres un lugar seguro, confidencial y gratuito para hacerte una prueba, acércate a AHF Panamá, nosotros podemos ayudarte. Localiza nuestras oficinas o escríbenos por Whatsapp, ¡haz tu cita hoy!

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