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Aunque se hayan logrado controlar varios factores de riesgo para la enfermedad cardiaca, como el colesterol y la diabetes en personas con VIH, éstas siguen teniendo un riesgo más alto de ataques cardiacos, accidentes cerebrovasculares o insuficiencia cardiaca en comparación con personas sin VIH, según un amplio estudio de personas que reciben atención médica en California.

El estudio, publicado en la revista médica Clinical Infectious Diseases, también demostró que los niveles no saludables de consumo de alcohol colocan a las personas con VIH en un riesgo sustancialmente mayor de enfermedad cardiaca en comparación con personas sin VIH.

Un riesgo aumentado

Las personas con VIH tienen un mayor riesgo de enfermedades cardiacas, en comparación con el resto de la población en países de ingresos altos, explica el sitio web Aidsmap.com. Sin embargo, no está claro en qué medida los factores de riesgo modificables como el tabaquismo, el mal control del azúcar en la sangre, los lípidos y la presión arterial, o el consumo de alcohol pueden afectar el riesgo de enfermedad cardiaca.

Para responder a esta incógnita, un equipo de investigación de Estados Unidos examinó a personas que recibían atención a través del sistema Kaiser Permanente del Norte de California.

La población del estudio consistió en todas aquellas personas que asistieron a visitas de atención primaria entre 2013 y 2017 y proporcionaron información sobre tabaquismo y consumo de alcohol (227 mil 600 personas sin VIH y 8 mil 285 personas con VIH). El 91% de las personas con VIH eran hombres cisgénero.

Hubo pocas diferencias sustanciales entre las personas con VIH y el grupo de control en cuanto a factores de riesgo para enfermedades cardiacas, como hipertensión, colesterol alto y diabetes. Las personas con VIH tuvieron menos probabilidades de tener sobrepeso que el grupo de control (59% vs. 78%), más probabilidades de tener depresión (31% vs. 12%), trastorno por consumo de alcohol (10% vs. 7%) y de fumar (10% vs. 8%).

Similitudes y diferencias

Los investigadores calcularon un índice de manejo de enfermedades (IME) para cada uno de seis marcadores, basado en el grado de control de la presión arterial, el colesterol total y LDL, los triglicéridos y la diabetes. Un puntaje del 100% en el IME significaba que, aunque la condición había sido diagnosticada previamente, estaba por debajo del umbral y completamente controlada durante todo el periodo de seguimiento.

Los puntajes del IME para la presión arterial y el colesterol fueron similares para las personas con y sin VIH (por encima del 90% para la presión arterial y el colesterol LDL, 86% para el colesterol total).

Los puntajes del IME para los triglicéridos fueron más bajos para las personas con VIH que para el resto de la población (79% vs. 86%), pero los puntajes de control de la diabetes fueron más altos (70% vs. 62%), lo que muestra que las personas con VIH tenían más probabilidades de tener diabetes bien controlada que el resto de la población.

Durante el periodo de seguimiento de cuatro años, las personas con VIH tenían un 18% más de riesgo de sufrir un evento cardiovascular (8% frente al 6.8% de riesgo a cuatro años). Los riesgos eran similares para ataque cardiaco y accidente cerebrovascular.

El papel del alcohol

Entre las personas con VIH que nunca habían sido diagnosticadas con una condición monitoreada en este estudio, el riesgo de enfermedad cardiovascular se mantuvo un 19-25% más alto que en el grupo de control.

Un riesgo elevado de enfermedad cardiovascular en personas con VIH en comparación con el grupo de control también fue evidente entre las personas que no bebían alcohol (22% más alto), en aquellos que informaron un uso frecuente y no saludable de alcohol (213% más alto), en no fumadores (21%) y en personas que no tenían sobrepeso u obesidad (32%).

En otras palabras, cuando se eliminan todos los demás factores de riesgo, vivir con VIH aumenta moderadamente el riesgo de enfermedad cardiaca.

Además, el estudio encontró que el VIH exacerbó el impacto de un factor de riesgo en particular: el consumo no saludable de alcohol. El consumo insalubre de alcohol fue reportado por el 10.5% de las personas con VIH. Estas personas tenían el doble de probabilidades que las personas sin VIH de sufrir ataque cardiaco, accidente cerebrovascular o insuficiencia cardiaca durante el periodo de seguimiento.

“Estos hallazgos sugieren que el consumo de alcohol puede ser particularmente perjudicial para las personas con VIH”, concluyen los autores del estudio. Sin embargo, la investigación también encontró que las personas con VIH que bebían moderadamente no tenían un mayor riesgo de enfermedad cardiaca, lo que sugiere que las intervenciones deben dirigirse a las personas con VIH que beben en exceso regularmente.

Si vives con VIH, recuerda que tienes derecho a recibir atención integral de salud. Si aún no inicias tu tratamiento o si lo suspendiste y quieres retomarlo, en AHF Panamá podemos ayudarte. Visita nuestras oficinas o escríbenos por Whatsapp y haz una cita hoy.

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