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Cuando una mujer ha sido diagnosticada con VIH, la posibilidad de embarazo es un tema importante de discutir. Los lineamientos internacionales indican que toda persona a quien se le haya detectado el VIH debe iniciar tratamiento de inmediato, con el fin de suprimir la carga viral. Si en estas condiciones una mujer con VIH se embaraza, el tratamiento que recibe logrará reducir la posibilidad de transmitir el virus a su bebé a menos del 5%.

Tratamiento antirretroviral

Sin embargo, con la lactancia la historia ha sido distinta. Durante muchos años se consideró que las mujeres con VIH no debían dar leche materna a sus bebés. Esta recomendación se basaba, en parte, en las escasas investigaciones que se habían hecho sobre el riesgo real de transmisión en la leche materna, pero también en la poca cantidad de personas (en especial, mujeres) que recibían tratamiento antirretroviral. En algunos contextos de bajos recursos, como el continente africano, se brindaba el tratamiento contra el VIH solamente mientras la mujer estaba embarazada, y una vez que daba a luz, se suspendía.

Pero actualmente la cobertura antirretroviral es más amplia y además se ha consolidado un descubrimiento muy importante, resumido en un principio: indetectable=intransmisible. Esto significa que cuando una persona con VIH logra mantener su carga viral indetectable mediante la toma correcta del tratamiento, las posibilidades de que transmita el virus a otra persona es prácticamente cero.

En este concepto se basó un grupo de 23 médicos y activistas de Estados Unidos y Canadá, quienes a principios de este año lanzaron un llamado para que se brinde a las mujeres con VIH la información científica y completa para que puedan tomar las mejores decisiones sobre la alimentación de sus hijos e hijas.

La lactancia es saludable

Para la población en general, se considera que la lactancia es la forma más saludable de alimentación. En cuanto a las mujeres con VIH, no fue sino hasta 2016 que la Organización Mundial de la Salud aceptó la lactancia como una primera opción de alimentación en contextos donde la pobreza o la escasez de agua potable hacían difícil la sustitución de la leche materna, por lo que se consideró que la lactancia ofrecía más beneficios que riesgos para los recién nacidos.

No obstante, hoy en día, con un importante avance en el número de personas en tratamiento antirretroviral (67%, según cifras de 2019), es importante que las mujeres que así lo decidan puedan contemplar la opción de amamantar a sus bebés, considerando que una carga viral indetectable elimina el riesgo de transmisión. Por esto, si tú vives con VIH y estás embarazada o diste a luz recientemente, puedes abrir el diálogo sobre esta posibilidad con tu equipo médico.

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