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Un nuevo estudio reveló la magnitud de los insultos homofóbicos entre las y los adolescentes y el impacto dañino que tienen en la salud mental, esto sin importar si los insultos provienen de personas contrarias, de desconocidos o de amigos.

El Dr. Kai Lin, sociólogo y criminólogo de la Universidad de Tecnología de Sídney (UTS), afirmó que se creía que los insultos homofóbicos, especialmente las “bromas” entre amigos, eran relativamente inofensivos. Sin embargo, los hallazgos del estudio demuestran que ese no es el caso.

“Aquellas personas que experimentaron insultos homofóbicos, independientemente de la intención, informaron una serie de resultados psicológicos y conductuales negativos”, dijo el Dr. Lin, coautor del estudio. “Estos incluyeron síntomas de depresión y una disminución en el sentido de pertenencia en la escuela”.

Entre broma y broma…

Los datos se obtuvieron de una muestra amplia de 2 mil 161 estudiantes en 36 escuelas secundarias del medio oeste de Estados Unidos, y los resultados se publicaron recientemente en la revista científica Journal of School Violence.

Más del 44% de los adolescentes participantes en el estudio informaron que habían sido llamados con nombres como “homo” o “gay” durante el mes anterior. Aproximadamente el 17% de los insultos homofóbicos provenían de un amigo o amiga, y aunque esto no era tan perjudicial como cuando provenían de un rival o una persona desconocida, aun así tenía un impacto en la salud mental.

“Descubrimos que el impacto de los insultos homofóbicos en la salud mental era más fuerte en las chicas que en los chicos. Esto sugiere que aunque los insultos homofóbicos pueden ser más comunes entre los chicos, las chicas pueden ser más vulnerables a este tipo de victimización”, dijo el Dr. Lin a EurekAlert, un portal especializado en noticias científicas.

“Los chicos que son percibidos como ‘poco masculinos’, independientemente de su orientación sexual, eran más frecuentemente el objetivo de los insultos homofóbicos. También encontramos que los impactos adversos en la salud mental eran más pronunciados entre las minorías raciales y étnicas”, añadió.

La investigación confirma hallazgos anteriores sobre el impacto potente y duradero del acoso (bullying) homofóbico sobre la salud mental, lo cual incluye un mayor riesgo de ansiedad, depresión y suicidio, además de que resalta la línea sutil entre el acoso y las bromas.

Hay que tomar acción

El estudio tiene implicaciones importantes para la prevención y atención del acoso escolar, así como para la formulación de políticas públicas, y ofrece tres recomendaciones clave de prácticas que se pueden adoptar:

“En primer lugar, a nivel de la escuela y el distrito escolar, se recomiendan enfáticamente crear políticas contra el acoso que brinden definiciones claras y ejemplos de acoso homofóbico, y especifiquen que estos comportamientos no son aceptados, junto con procedimientos claros para abordar dichos comportamientos.

“En segundo lugar, a nivel del salón de clases, se debe educar a maestros y maestras sobre los daños de los insultos homofóbicos y se les debe capacitar para llevar a cabo intervenciones oportunas (incluyendo derivar al estudiante a asesoramiento y abrir la comunicación con los padres) según las políticas escolares.

“Finalmente, en cuanto a la rehabilitación, se prefieren las intervenciones de apoyo que involucran la comunicación en lugar de medidas punitivas como la suspensión y expulsión. La educación basada en tolerancia e inclusión, junto con el asesoramiento en salud mental, deberían ser el enfoque principal”.

Otras formas de ser hombre

El Dr. Lin y el profesor Philip Birch, también criminólogo en UTS, están trabajando actualmente con datos cuantitativos de un estudio gestionado por el Instituto Australiano de Estudios Familiares llamado “Atender a los hombres”, que se centra en el desarrollo de niños y hombres, incluyendo temas como la violencia, el desarrollo de la orientación sexual y el acoso escolar.

El Dr. Lin advierte que dejar que los jóvenes desarrollen todo su proceso de socialización principalmente a través de las redes sociales podría exacerbar el acoso homofóbico y el comportamiento antisocial, y enfatiza la necesidad de que quienes se encargan de la educación desarrollen estrategias que fomenten el comportamiento prosocial.

“Estos hallazgos son relevantes para quienes son educadores y responsables de políticas que buscan prevenir y abordar el acoso escolar en la adolescencia, una etapa crítica de desarrollo en la que tiene lugar la socialización de género y en la que se desarrollan habilidades interpersonales”, concluyó.

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