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La circuncisión es un procedimiento mediante el cual se retira el prepucio, la piel que cubre la punta del pene, dejando el glande al descubierto. Desde hace miles de años, diversas civilizaciones y culturas la han integrado en sus rituales, frecuentemente como símbolo religioso o de identidad.

Sin embargo, hoy en día también se realiza por motivos médicos o simplemente “estéticos”, pues en algunas sociedades se considera más bello un pene sin prepucio. Incluso existe una perspectiva desde la cual el médico pediatra recomienda que los hijos varones conserven o no su prepucio en función de su padre, pues se busca facilitar la identificación del niño con su papá.

Problemas médicos

Sea por el motivo que sea, lo más frecuente es que la circuncisión se practique en bebés o niños muy pequeños, pero esto no significa que no se pueda realizar más adelante en la vida.

Las principales razones médicas para retirar el prepucio en cualquier edad son enfermedades como la fimosis, la parafimosis y la balanitis. La primera consiste en que la piel del prepucio es tan estrecha que es imposible deslizarla hacia atrás para dejar al descubierto el glande.

La parafimosis es una situación similar, donde el prepucio es muy estrecho pero sí se puede deslizar; el problema es que después no es posible regresarlo a su posición original.

La balanitis, por otro lado, consiste en la inflamación del glande que puede ser causada por infecciones de bacterias u hongos, o bien, por sustancias irritantes como jabones o cremas. Este padecimiento por sí solo puede controlarse con tratamientos que se aplican sobre la piel, pero en casos muy recurrentes o muy graves se recomienda la circuncisión.

El debate sobre la sensibilidad

Uno de los aspectos que han sido muy discutidos es si la circuncisión favorece o afecta negativamente la sensibilidad del pene. Mientras algunos defienden que los hombres no circuncidados gozan de un glande más sensible gracias a que casi siempre se encuentra cubierto, otros afirman que es mejor un pene con circuncisión, pues el glande es menos sensible y esto les ayuda a retardar la eyaculación durante el acto sexual.

Sin embargo, es importante entender que cada quien habla desde su realidad y que es difícil que un mismo hombre pueda comparar los dos estados: sin circuncidar y circuncidado, pues estadísticamente es muy baja la proporción de varones que se han sometido al procedimiento de retirar su prepucio después de haber iniciado su actividad sexual.

Sea cual sea tu circunstancia, lo importante es explorar tu cuerpo y descubrir sensaciones placenteras para ti, sin que esto dependa de las características de esta parte de tus genitales.

Su papel en la prevención de infecciones

Un argumento frecuente en favor de la circuncisión es la higiene, sin embargo, los diversos organismos médicos que se enfocan en pediatría no se ponen de acuerdo en la relevancia del prepucio en mantener o no una higiene adecuada.

Es cierto que debajo del prepucio se pueden acumular con más facilidad algunos microorganismos dañinos, pero esto bien se puede resolver con hábitos saludables como el baño diario y el secado cuidadoso después de éste para no dejar exceso de humedad en la zona.

Sin embargo, la discusión sobre el procedimiento ha ido mucho más allá, llegando al terreno de la salud sexual. Por ejemplo, se considera que un hombre con el pene circuncidado tiene menor probabilidad de adquirir el Virus del Papiloma Humano (VPH), ya que éste se establece principalmente en las capas superficiales de los tejidos (la piel o las mucosas), y la fricción sobre el glande circuncidado le dificulta esta situación.

Además, se ha encontrado que los hombres con circuncisión tienen una menor probabilidad de adquirir el VIH, ya que quienes tienen el prepucio son más propensos a sufrir lesiones o desgarros microscópicos que son una puerta de entrada del virus al organismo.

En algunos países de África, donde el VIH es un problema de salud de grandes dimensiones, incluso se ha recomendado la circuncisión para tratar de contener la epidemia. Sin embargo, los especialistas han aclarado que este procedimiento no es una solución para todos los contextos, ya que su nivel de protección alcanza apenas entre el 50 y 60% y no brinda protección alguna a la pareja sexual del varón.

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