Gracias a los avances de la ciencia, vivir con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) no es más una sentencia de muerte. Hoy las personas que cuentan con diagnóstico temprano y siguen su tratamiento con medicamentos antirretrovirales pueden vivir una vida plena.
Desde que aparecieron los primeros casos del VIH, en los años 80, unos 40 millones de personas han fallecido por causas relacionadas con este virus y la fase más avanzada de la infección que causa, el síndrome de la inmunodeficiencia adquirida (sida).
Los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) estiman que en el 2022 la enfermedad cobró 450 mil vidas y 1.5 millones de personas contrajeron el VIH. Además, el organismo internacional plantea que 38.4 millones de personas viven con el VIH, más de dos tercios en África.
Ante este escenario, la ciencia trabaja en la búsqueda de soluciones para este problema de salud crónico tratable. Aunque no se ha logrado una vacuna aún, hay avances importantes para combatirlo, tratarlo y mejorar la vida de quienes tienen el VIH.
Antirretrovirales
Es conocido que el VIH ataca el sistema inmunológico de la persona y debilita sus defensas en contra de muchas infecciones y determinados tipos de cáncer que las personas con un sistema inmunitario más fuerte pueden combatir más fácilmente.
Ante esta situación de salud, la persona puede hacerle frente mediante la terapia antirretroviral.
En ese sentido, en el 2013 las directrices terapéuticas de la OMS recomendaron un inicio más temprano del tratamiento antirretroviral, y desde el año 2016 se planteó que debía ser proporcionada de por vida a todas las personas con el VIH, incluidos los niños, los adolescentes y las mujeres embarazadas.
Esta combinación de fármacos no cura la infección, pero inhibe la replicación del virus en el organismo y permite que el sistema inmunitario recobre fuerza.
Incluso la OMS como los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) plantean que cuando una persona tiene una carga viral indetectable no le puede transmitir el VIH a nadie.
La terapia consiste en la toma de una píldora al día sin mayores complicaciones. En Panamá, hay un estimado de 17 mil personas con el VIH que reciben la terapia antirretroviral, de las 22 mil 283 personas viven actualmente con VIH (15 mil 580 hombres y 6 mil 703 mujeres), según datos del Ministerio de Salud.
Sin embargo, hay un estimado del 40% de personas con el VIH que desconoce ser portadoras, es decir, que no cuentan con un diagnóstico ni acceso a tratamiento.
Profilaxis preexposición
Varias farmacéuticas distribuyen unos complejos antirretrovirales conocidos como profilaxis preexposición (PrEP), que han demostrado ser efectivos en la prevención del VIH.
La PrEP puede reducir sus probabilidades de contraer el VIH a través de las relaciones sexuales o el consumo de drogas inyectables. Cuando se toman según las indicaciones, los medicamentos de la PrEP son aproximadamente el 99% eficaces para prevenir la infección por el VIH, según los CDC.
Aunque hay menos información sobre qué tan eficaz es la PrEP en pastillas entre las personas que se inyectan drogas, sabemos que reduce el riesgo de contraer el VIH en al menos un 74 % cuando se toma según las indicaciones. La PrEP en inyecciones no se recomienda actualmente para las personas que se inyectan drogas.
Para la OMS, estos antirretrovirales son beneficiosos para mujeres en algunas regiones del mundo con altos niveles de infección, como África, donde a muchas les es difícil mantener una rutina diaria para consumir el medicamento.
Entre los medicamentos está el inyectable cabotegravir, el cual la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó en diciembre de 2021 y se utiliza como un tratamiento a corto plazo del VIH.
Su acción consiste en disminuir la carga viral en la sangre. Aunque el cabotegravir no cura el VIH, puede reducir su posibilidad de desarrollar el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) y enfermedades relacionadas con el VIH como infecciones graves o cáncer.
El cabotegravir, un medicamento que terminó su fase de ensayos clínicos en noviembre de 2020, demostró un resultado alentador para evitar la infección, según los diferentes ensayos clínicos.
El medicamento administrado cada dos meses en lugar de la píldora diaria es una herramienta importante en el esfuerzo de la ciencia por poner fin a la epidemia del VIH.
Condón: un método accesible y efectivo
También está el condón que es barato, no necesita prescripción médica, su producción anual alcanza los miles de millones y no hay rincón en el mundo donde no se conozcan.
En pleno siglo XXI, el condón no deja de ser la tecnología central para prevenir las enfermedades de transmisión sexual y el VIH.
Todas estas herramientas son claves para lograr controlar el VIH.
Fracaso de la vacuna del VIH
No obstante, a pesar de los avances que se han dado, el VIH sigue escapando a todos los esfuerzos para desarrollar una vacuna que prevenga nuevas infecciones.
El gigante empresarial Johnson & Johnson anunció recientemente que Janssen, su compañía farmacéutica, ha puesto punto final a los ensayos de un candidato a vacuna contra el VIH por no alcanzar los objetivos requeridos. Es decir, que la vacuna no evitaba la infección.
El ensayo clínico denominado “Mosaico” había reclutado a 3 mil 900 personas pertenecientes a dos grupos vulnerables a la infección: hombres homosexuales y personas trans. La vacuna, con el nombre experimental de Ad26.Mos4.HIV, se dirigía al VIH-1, la forma más prevalente del virus fuera de África Occidental, y se encontraba en su última fase antes de la comercialización.
El estudio comenzó en octubre de 2019, tres años después habían completado las vacunaciones y se esperaba cerrar “Mosaico” en marzo de 2024, una vez pasado el mínimo indispensable de año y medio desde que el último participante recibiera la última dosis de la vacuna. Sin embargo, los resultados preliminares ya mostraban que la vacuna no era capaz de reducir el número de infecciones por VIH en comparación a placebo.
Aunque no se identificaron problemas de seguridad con el régimen de la vacuna, el fracaso del ensayo marca otro revés en la búsqueda de una vacuna contra el VIH.
La decepción corre en paralelo a las expectativas que había generado, pues era una de las candidatas que más confianza despertaba.