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A pesar de que, desde hace cuatro décadas, la sociedad convive con el VIH, todavía persisten mitos sobre las actividades que las personas que tienen el virus pueden y no pueden hacer.

Uno de los aspectos de la vida que más sufre el impacto de estos prejuicios es el área del empleo. A lo largo de muchos años se han dado casos de despidos injustificados cuando se revela que un trabajador o trabajadora vive con VIH.

Las ideas de que esa persona puede representar un “riesgo” para sus compañeros o de que su condición de salud le impedirá desempeñar correctamente su trabajo son importantes barreras para que las personas con VIH puedan hacer valer su derecho al trabajo, como se enuncia en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Es por esto que, si tú vives con VIH, puedes tener todavía muchas dudas sobre si puedes o no, si debes o no, revelar tu estatus serológico a tus empleadores. Para este cuestionamiento no hay respuestas sencillas, sino que es importante que tomes en cuenta algunos factores.

Paso a pasito

La legislación es diferente en cada país, pero las directrices internacionales apuntan a que se debe preservar la confidencialidad de una persona que vive con VIH. Lamentablemente, muchas empresas no han respetado estos preceptos, y no sólo preguntan por el estatus serológico (si alguien tiene o no el VIH), sino que utilizan una respuesta afirmativa como un criterio para negar el empleo o para despedir al trabajador.

Por esto, sería bueno reflexionar, paso a paso, sobre por qué es conveniente o no conveniente salir del clóset del VIH en tu empleo.

  1. Llenar la solicitud de empleo. Este es el primer paso donde es muy posible que te encuentres con preguntas sobre tu condición de salud, especialmente pidiendo que especifiques si tienes alguna condición médica que pueda interferir con la realización de tu trabajo. El sitio web TheWellProject.org, un portal especializado en brindar información a las mujeres que viven con VIH, aclara que no es necesario, en ese momento, mencionar la infección, ya que la ésta no interfiere con la mayoría de los trabajos más comunes.
  2. La entrevista. Este puede ser un momento muy tenso, pues todos intentamos dar la mejor impresión posible en esta dinámica. En el caso de que, por ejemplo, hayas tenido que dejar de trabajar unos meses debido a infecciones oportunistas o a tu condición de salud relacionada con el VIH, tampoco es necesario mencionarlo. Prepara respuestas verdaderas, pero con pocos detalles como: “estuve lidiando con un problema familiar de salud en ese lapso”. Si te realizan específicamente alguna pregunta sobre tu estado de salud, simplemente reitera que no existe ninguna condición que interfiera con tu trabajo en el puesto que estás solicitando.
  3. Lista de medicamentos. En algunos países (principalmente Estados Unidos), las y los empleadores pueden solicitar una lista de los medicamentos que la persona está tomando. En este caso, es recomendable que tu médico elabore una carta resaltando, nuevamente, que ni los medicamentos ni la condición de salud para la que fueron prescritos va a interferir con el desempeño del trabajo que estás solicitando.
  4. Pruebas de laboratorio. Lamentablemente, aunque es ilegal en muchos países del mundo, los empleadores siguen realizando pruebas de detección de VIH sin consentimiento, como parte de los criterios para contratar a una persona. La recomendación aquí es que, si algo así te sucede y te niegan el empleo por esa razón (que es muy probable que no admitan claramente), acudas con las autoridades correspondientes en tu país para evitar que estos actos de discriminación se sigan suscitando.

El VIH no debería ser una condicionante para que alguien pueda trabajar de acuerdo con sus capacidades y aspiraciones. Alza la voz y ayúdanos a lograr un mundo sin sida. ¿Cómo? Usando condón y compartiendo información confiable, como la que tenemos en AHF Panamá

Además, si quieres hacerte una prueba de VIH gratis, acércate a nuestras oficinas y con gusto te ayudaremos.

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