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Cuando fui a hacerme la prueba del VIH estaba muy nervioso. En mi opinión, no había tenido una vida sexual demasiado activa, pero sí estaba consciente de que muchas veces no había usado condón, ya fuera por la premura, por no perder la oportunidad o porque la otra persona nunca lo propuso.

Y ahora estaba ahí, en la sala de una fundación, esperando los resultados de una prueba rápida que podría cambiar mi vida para siempre. Y lo hizo. El consejero me llamó a su oficina y me dijo que el resultado había sido positivo. Yo quedé en shock, ni siquiera podía llorar. Sólo me quedé ahí sentado, escuchando las tranquilas palabras del consejero.

Dijo que el VIH es una enfermedad crónica que actualmente se puede controlar muy bien con el tratamiento adecuado.

Incluso me dijo que, si el tratamiento se toma adecuadamente, el virus en la sangre disminuye a niveles indetectables, lo cual hace prácticamente imposible que una persona con VIH lo transmita a otra. ¡Wow! ¡Yo no sabía eso!

“Entonces, ¿qué tengo que hacer para que mi infección esté indetectable?”, le pregunté, dispuesto a seguir todos los pasos que me indicara. Poco a poco, me describió lo siguiente:

  1. Buscar atención en el sistema de salud. En mi país, como en muchos otros, hay instituciones públicas de salud donde yo no tendría que pagar nada. Como yo no sabía a cuál institución acudir, él me ayudó a localizar la clínica en la que me correspondía atenderme.
  2. Comenzar el tratamiento antirretroviral. En cuanto acudí al hospital donde me atendieron, me dieron un esquema antirretroviral para iniciar mi tratamiento. Me informaron que podría tener algunos efectos secundarios de los medicamentos, como náuseas o vómitos, pero que duraría sólo algunos días.
  3. Apegarse al tratamiento. La forma en que los medicamentos antirretrovirales atacan al virus no permite margen de error. Es importante tomarlos en tiempo y forma para asegurarse de que el VIH quede controlado.
  4. Acudir a mis citas de seguimiento. La única forma de saber si el tratamiento antirretroviral está funcionando es medir la cantidad de virus en la sangre y la cantidad de células de defensa (o CD4), y esto se logra mediante pruebas de laboratorio. Acudir a las citas de seguimiento incluye realizar estas pruebas y también poder comentar con el médico todas las inquietudes que vayan surgiendo.

Ha pasado más de un año desde que me detectaron el VIH. El tratamiento ha sido todo un éxito y pienso seguir con la misma disciplina, pues es un alivio saber que mi salud está, en gran medida, en mis propias manos.

En AHF Panamá estamos para ayudarte, te ayudamos para comenzar tu tratamiento antirretroviral de forma gratuita. Haz tu cita hoy y visítanos. 

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