Me llamo Andrea y estoy muy entusiasmada por mi embarazo. Mi esposo y yo tenemos ya tres años de casados, así que pensamos que era un momento perfecto para comenzar a formar nuestra familia. Afortunadamente, todo salió como lo planeábamos: cuando tuve retraso el primer mes, supe que lo habíamos logrado.
Cuando fui a mi primera consulta, el médico me hizo varias preguntas y me revisó minuciosamente. Quería estar seguro de mi estado de salud, de que no tengo diabetes o hipertensión, y me habló mucho de cómo llevar un embarazo más saludable. Pero debo confesar que me sorprendió cuando me dijo que era importante hacerme la prueba de detección del VIH.
Prueba de VIH, ¿por qué?
La verdad, me ofendí un poco. ¿Qué le parece que soy? Luego, me preocupé otro poco. ¿Acaso había visto algo raro en mí, algo que le hiciera sospechar que tengo ese virus?
“¿Yo, hacerme la prueba? ¿Para qué?”, le cuestioné, tratando de mantener la calma. “Yo solo he estado con una persona en toda mi vida: mi esposo”, le dije. Él me respondió con una pregunta que me tomó desprevenida: “Y su esposo, ¿con cuántas personas ha estado?”. La verdad, yo sabía que mi esposo no era virgen cuando nos conocimos, aunque no quise indagar mucho en su historia porque yo era muy celosa y esa era una información que no me interesaba saber.
“No estoy acusando a su esposo de nada”, me dijo, “pero es frecuente que las personas inicien su vida sexual antes de casarse, y con alguna pareja anterior pudieron haber contraído infecciones de transmisión sexual, como el VIH”.
Seguridad y tranquilidad ante todo
Me explicó que el principal objetivo de saber si yo tenía o no el virus era proteger a mi bebé de la infección. Si fuera el caso de que yo saliera positiva, podrían darme un tratamiento contra el virus, llamado tratamiento antirretroviral, que reduciría mucho las posibilidades de que mi bebé naciera con VIH.
Dijo que si yo tuviera el VIH, hay una posibilidad de entre 15 y 45% de transmitirlo al bebé durante el embarazo, pero que si se detecta y se da tratamiento, esta posibilidad disminuye hasta menos del 5%. A la par de eso, mi esposo y yo podríamos iniciar tratamiento antirretroviral para controlar la infección y mantener un buen estado de salud durante mucho tiempo.
También me dijo que era importante que viera esta prueba como algo de rutina, no como algo que pudiera amenazar la confianza entre mi esposo y yo; que se trata de una enfermedad que, aunque no tiene cura, como la diabetes, sí se puede controlar y los tratamientos más modernos logran hacerlo muy bien.
Honestamente, ya me había convencido desde la parte de proteger a mi bebé, así que decidí hacerme la prueba. En el fondo, me preocupaba el resultado porque ¿qué pasaría si salía positiva? Entonces iba a tener que enfrentar a mi esposo por una posible infidelidad o por no haberme atrevido a preguntarle todo sobre su pasado sexual cuando hubiera podido hacerlo.
Por fortuna, el resultado salió negativo y eso me dio una gran tranquilidad. Ahora puedo enfocarme en cuidar de mi salud y que mi bebé crezca sano dentro de mí, y mi pareja y yo podemos disfrutar de este, nuestro primer embarazo, que seguramente no será el último.
En AHF Panamá queremos que tengas una vida plena y saludable. Por eso te ofrecemos pruebas de VIH gratis y te acompañamos en el proceso de vinculación a tratamiento en caso positivo. Visítanos o escríbenos por WhatsApp para más información.