13 de noviembre de 2020
La realización conjunta de pruebas de detección del SARS-CoV-2 (el nuevo coronavirus) y del VIH podría reducir en 17% los nuevos casos de este último, concluyó un grupo de investigadores de varias universidades de Estados Unidos, los Centros para el Control y Prevención de enfermedades (CDC) de Estados Unidos y el Centro de Excelencia en VIH/sida de la Columbia Británica, en Canadá.
Ya que las restricciones de movilidad debidas a la pandemia de COVID-19 han afectado la prestación de servicios de VIH, el equipo de investigación se preguntó qué pasaría si las pruebas para detectar ambos virus se ofrecieran al mismo tiempo. Para saberlo, desarrolló un modelo informático que es capaz de reproducir diferentes escenarios en distintas ciudades clave de Estados Unidos, tomando como variables el grado de interrupción de los servicios de salud y los cambios en las conductas de riesgo para el VIH, explicó el Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (GTT-VIH).
Mediante dicho modelo, se pudieron prever tres escenarios. El primero fue el mejor escenario posible, y en él se asumió que la interrupción de servicios provocada por la pandemia sería muy pequeña y que se reducirían en 50% las conductas de riesgo sexual y de uso de drogas inyectables. Con estos factores, durante los siguientes cinco años, las infecciones por VIH se reducirían alrededor de 16.5%.
El segundo escenario fue el peor posible, donde se mantendría un nivel de conductas de riesgo para VIH similar al que se tenía antes de la pandemia, y los servicios de salud reducirían su actividad en 50%, lo cual provocaría que las nuevas infecciones por VIH aumentaran 9%.
El tercer y último escenario incluyó una variable en el modelo: la prueba conjunta de VIH y SARS-CoV-1. Esta estrategia lograría reducir 17% las nuevas infecciones por VIH en un plazo de cinco años. Para obtener este resultado, la prueba debería ofrecerse al 90% de las personas y 60% tendría que aceptar realizársela. Cabe aclarar que este nivel de aceptación de la prueba ya se ha registrado en una encuesta realizada en Estados Unidos.
Como conclusión, los investigadores señalaron que si las interrupciones de los servicios de salud duran más o son mayores en el futuro, o si hubiera menos personas dispuestas a hacerse la prueba de VIH, el número de nuevas infecciones aumentaría en los siguientes años. Destacan también que el hacer las pruebas de COVID-19 y VIH juntas detendría más la propagación de ambos virus y ayudaría a mejorar la salud de las poblaciones afectadas.